Nueva York, E.U.-
Si algo tiene Maguire es un gran sentido del humor, algo que deja ver desde que entra al gran salón del Hotel Plaza de Nueva York en su encuentro con EL UNIVERSAL.
Para Tobey, hacer nuevos amigos y empezar de cero es algo bien conocido en su vida, pues de pequeño creció teniéndose que trasladar de ciudad en ciudad tras la separación de sus padres.
Eso, según cuenta, lo hizo un chico extrovertido que para poder integrarse en los nuevos sitios contaba muchas fantasías de lo que le gustaba hacer.
“Cuando era un niño nos movimos mucho de un lado al otro y recuerdo que desde siempre fui una persona muy honesta o al menos así pensaba de mí mismo. Ahora que miro hacia atrás me doy cuenta de que me gustaba hablar mucho de mis intereses, contar en qué pasaba mi tiempo o en qué cosas era bueno y no sé por qué, aunque entiendo que estaba sometido a una cierta presión social, en ocasiones inventaba cosas. Por ejemplo, que era muy bueno haciendo trucos con la patineta (skateboarding), lo cual no era una buena mentira porque, como alguno de los que me oían supiera hacerlo, me pondría en aprietos”, recuerda entre risas.
El actor californiano, quien recientemente terminó Labor Day, con Kate Winslet y Josh Brolin, pasó su adolescencia cerca de Hollywood, pero asegura que a pesar de que los reflectores le llegaron muy pronto, nunca perdió el piso.
“La mayor parte de mi infancia la pasé cerca de Los Ángeles pero eso no significa que estuviera metido de lleno en la escena hollywoodense. Creo que he seguido una trayectoria normal en mi vida a pesar de que empecé a actuar a los 13 años y de que a mis 20 ya estaba en películas reconocidas”, dice convencido el protagonista de El hombre araña que también asegura que la fama no lo exentó de haber tenido que pasar por los típicos problemas de la adolescencia.
“Por ejemplo, he estado sobrio desde los 19 años y he permanecido así hasta ahora. No ha habido excesos en mi vida desde entonces y nunca he creído que por ser una persona privilegiada o por estar rodeado de gente muy influyente en Hollywood sea diferente de cualquier persona de otro lugar o vecindario”, aclara este vegetariano y amante del yoga que también es uno de los mejores amigos de Leonardo DiCaprio.
Amigos por siempre
Leonardo, con quien trabajó en el filme que se estrena hoy (El gran Gatsby), y Tobey tienen una conexión especial desde que eran niños y entre ellos no existen diferencias ni dentro ni fuera del set.
“Adoro trabajar con Leo. No veo nuestra amistad y el trabajo como cosas separadas. Hay eventos sociales en los que simplemente cenamos, platicamos, etcétera, y que son parte de una extensión de esta relación que tenemos tan fuerte.
“Ambos tenemos un diálogo muy honesto con el otro y creo que los dos coincidimos en la forma en la que nos gusta acercarnos al trabajo. Él lo llama una especie de pacto o contrato. Yo no creo que sea algo tan formal, pero lo que sí es cierto es que cuando decidimos hacer esta película quisimos hacerla los tres como una unidad”, apunta refiriéndose también a Baz Luhrmann, de quien Tobey era fan desde los tiempos en que el director australiano filmó Romeo y Julieta.
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