Río de Janeiro, Bra.-
Fiero can de espíritu indomable, pegada descomunal y ojos cristalinos. El script no podía ser mejor. Fue protagonizado por Fernando Arce, el más fronterizo en la jauría que pertenece a Antonio Mohamed, esa que ya atemoriza al continente.
Nacido en la frontera norte, zona tan olvidada como hoy orgullosa de sus Xoloitzcuintles, el fino contención echó mano de su plasticidad y acomodó el cuerpo, mientras el esférico viajaba hacia el inolvidable encuentro. Lo demás, copyright de un artista genuino (51’).
Gol tan bello como histórico para un equipo sin límites. Garantizó la heroica victoria sobre el Palmeiras (2-1, idéntico global) y el boleto a los cuartos de final en la Copa Libertadores.
Cuarto triunfo de un club mexicano en 33 visitas a Brasil, por este torneo (tres igualadas y 26 derrotas), apenas la segunda en una serie a eliminación directa. La otra fue igual de memorable: Flamengo 0-3 América, también en la ronda de los 16, pero hace cinco años.
Eso explicó el delirio de Antonio Mohamed tras el silbatazo final del venezolano Juan Soto. Sus “perros” se impusieron a todo… Incluso, las eternas fallas del arbitraje sudamericano, porque el penalti decretado en favor de los paulistas resultó absurdo.
Pablo Aguilar y Javier Gandolfi saltaron juntos, mas el guaraní no observaba la pelota cuando le rebotó en el brazo izquierdo.
Xolos también recibió ayuda inesperada, en especial del meta Bruno, quien se “devoró” aquel inofensivo disparo de Duvier Riascos (27’).
Preludio de la más sagrada noche de un fiero can que no contuvo el llanto al dimensionar su hazaña. Siguiente prueba: el poderoso Atlético Mineiro, con ese hechicero al que llaman Ronaldinho.
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