Veracruz, Ver. / Enero 10.-
A Cuauhtémoc Blanco se le ve sonriente sobre la cancha. El atacante ha llegado a una etapa en su carrera en la que disfruta mucho más del futbol, sin perder la responsabilidad que aceptó al firmar con el Veracruz. La afición jarocha disfruta el regreso del ídolo.
La de este sábado en el Luis Pirata Fuente fue una dura lucha de los seguidores veracruzanos contra un frío inusual en el puerto. Bufandas, gorros, chamarras y hasta cobertores, fueron las armas del público local, que a pesar del alza de precios en las entradas al estadio, registró para este estreno del equipo con Blanco, una mejor asistencia que el promedio de la temporada pasada, aunque muy lejos de lo que pretende la directiva.
No deja de ser extraño ver a uno de los catalogados mejores jugadores en la historia del balompié mexicano en un campo de una categoría menor, cuando muchos de los equipos en Primera División estarían gustosos por tenerlo en su róster, pero ese es un gusto que sólo un tipo como Blanco se puede dar. Y lucir. Y levantar con su presencia una Liga difícil y casi olvidada.
Fidel Herrera, gobernador del estado, fue el encargado de dar la patada inicial para los Tiburones Rojos en el Bicentenario. El político fue un punto de apoyo importante para que la directiva encabezada por la dupla Quintana y Fastlich reforzara al equipo con la misión de regresarlo al máximo circuito.
El factor Blanco produjo que subieran las localidades en El Pirata, pero muchas otras cosas también tuvieron un alza, como las playeras del equipo. Aún cuando se trata de un club en lucha por el ascenso, el costo de una playera de juego está al parejo o hasta un poco más elevado que la de una de Primera. Para adquirir la oficial de los escualos, la gente tiene que desembolsar 500 pesos, 600 si se desea tener el 10 de Cuauhtémoc en el dorso.
Las playeras pirata o con un modelo diferente, aunque siempre con Blanco como principal imagen, tienen mayor éxito por económicas. Las hay con diferentes estampados. Las de santo, las de tiburón, las de juego no oficiales. También se hicieron presentes algunas del América –en el que será el eterno romance del 10 con los emplumados—, las del Chicago Fire y las de la primera etapa del delantero con los veracruzanos en 2004, cuando nació el mito del Tiburón Blanco.
Cuando el delantero salió a la cancha para el calentamiento vino la primera ovación de la noche. Fue como si el tiempo no hubiera pasado en la cancha del Pirata Fuente, como si Blanco nunca se hubiera ido. Lo quieren y se deja querer. Le festejan todo, hasta el estornudo.
Los enchamarrados seguidores jarochos se metieron de inmediato al asunto. Algunas confusiones en la numeración del boletaje generó enfrentamientos, controlados por la policía. Hacía demasiado frío como para pasarse medio partido en discusión por un lugar, cuando el duelo ya había iniciado y había otras butacas libres, así que todo terminó y empezó un partido difícil para el local, que enfrentaba al campeón, en una temporada de constrastes: corta, porque Blanco se irá al Tri por ahí de abril, y larga porque se busca que el proyecto culmine con el ascenso anhelado.
Discussion about this post