Este lunes 11 de enero, se inauguró formalmente el Puente Internacional Reynosa-Mission, que es uno de los cruces internacionales con más kilómetros de construcción, ya que la parte donde fue construido es un terreno muy accidentado y, por lo tanto, para llegar al extremo de la aduana mexicana se tiene que cruzar el río Bravo, el canal Anzaldúas y la carretera Ribereña con una vía aérea, que hace que este puente sea más largo de lo normal.
Pero qué bueno que la frontera de México siga teniendo puentes que enlazan las costumbres, la cultura y, sobre todo, que se siga teniendo ese enlace comercial que beneficia a ambas regiones y naciones.
Ya lo dijo ayer el presidente Calderón que “Estados Unidos tenía el capital y nosotros tenemos la fuerza laboral”, y con esto aprovechamos como país lo que muchos otros quisieran, que es ser socio comercial de la todavía primer potencia mundial y con ello ingresamos una cantidad muy considerable de divisas que entran vía importación y exportación de diversos productos, y la otra con la contratación de mano de obra mexicana vía industria maquiladora, que es una de las fuentes más considerables de empleo en las regiones fronterizas como nuestra ciudad.
Todo lo anterior es un verdadero beneficio para los mexicanos fronterizos, y para los habitantes del sur de Estados Unidos, pero por que no aprendemos que las inauguraciones de obras tan importantes como un puente internacional se deben hacer hasta que el trabajo este 100 por ciento terminado, ya que este puente en particular todavía no tiene señalización, alumbrado el acceso a la aduana, le falta seguridad al terminar el tramo con la Ribereña, que pudiera causar un accidente grave por la velocidad que se maneja en esta área, y que por falta de alumbrado y señalización, no se da uno cuenta cuando se llega al entronque de ejido Los Cavazos.
Todo esto que estamos señalando, tal vez va estar listo cuando el proyecto este terminado, pero a la fecha de la inauguración todavía estaban inconclusos.
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