México, D.F.-
En el último tropiezo de los cuatro consecutivos que acumula México en San Pedro Sula, Omar Bravo estuvo en el 11 titular. Sí, cuatro años después regresa a la misma sede, con la misma incertidumbre y una sola ventaja. Ya sabe lo que les espera mañana contra Honduras.
“No creo que tenga que decirle mucho [a mis compañeros], porque todos somos profesionales y han vivido varias cosas con sus clubes, además de experiencia internacional, debido a que muchos de ellos ya tienen mundiales”, asegura Bravo, quien no se escandaliza por las cuestiones que rodean a este compromiso.
“Sabemos que hay entornos así y hay que adaptarnos, nada más”, añade, sin replicar. “Siempre ir de visitante es difícil, pero sin duda, contra Honduras son partidos muy complicados, por historia. Entonces hay que dejarlo ahí y ocuparnos nada más de la parte que nos toca”.
Relegado desde hacía un buen lapso del Tri, Omar tardó en aterrizar como seleccionado. A sus 33 años y luego de pasar sin pena ni gloria por Cruz Azul, pocos imaginaban que resurgiera en las filas del Atlas —uno de los candidatos al descenso— y eso lo llevara de vuelta a la lista de la Selección Nacional.
Como rojinegro, el mochiteco suma seis dianas en 11 jornadas, para igualar la cuota que obtuvo con La Máquina, también seis tantos, pero en un par de semestres. De ahí que esta nueva versión de Omar Bravo ilusione a los Zorros en el tema de la salvación y también reclame un segundo aire con la prenda verde.
“Estoy bien, contento, con un buen grupo. Encuentro disposición y muchas ilusiones de ganar el partido del viernes [mañana]”, expone el futbolista, quien figura entre los máximos artilleros del certamen de Liga.
Omar ignora si al convocarlo al Tri, El Chepo José Manuel de la Torre ha hecho justicia. Sin embargo, el experimentado goleador tiene sus argumentos, los tiene muy claros.
“Estamos viendo cosas buenas con Atlas, más allá de que cada fin de semana estamos luchando por la permanencia”, aboga.
“Me siento bien y a las órdenes del Chepo, con la misma ilusión de siempre, con mucho optimismo y disposición”, destaca, mientras presume orondo la sudada casaca que ha vuelto a portar, prácticamente desde aquel opaco pasaje bajo el mando de Sven-Göran Eriksson, como si se tratara también de una revancha para él.
—¿Te hace justicia este llamado a la Selección? —lo cuestiona alguien, en tono inquisidor.
“El Chepo siempre dijo que tenía las puertas abiertas para todos”, responde Omar, sin añadir más argumentos que aboguen por su retorno al Tri. “Yo, como uno más, trato de hacer mi trabajo y hacerlo bien. No sé si sea justicia o no, pero en este momento me siento bien”, afirma.
Aún hoy, Bravo enumera los argumentos que puede aportarle al grupo tricolor, sobre todo en este par de encuentros trascendentales, frente a Honduras y Estados Unidos. Después de todo, ya no es cuestión de experimentar, sino de apostar por gente probada y que, mejor todavía, se halla enchufada con el gol, como es su caso.
“Siento que puedo dar mucha actitud y disposición, además de mi mejor esfuerzo. He vivido muchas cosas, y obviamente ya con más madurez. Espero aportar algo”, se ilusiona, como si esta nueva inyección anímica trajera la posibilidad de cambiar las cosas y otorgarle una revancha en San Pedro Sula.
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