Buenos Aires, Arg.-
Con base en lo que fue su arzobispado en la capital argentina, el gobierno vaticano bajo la égida del papa Francisco debería estar marcado por su cercanía con los pobres y con los que sufren en carne propia la injusticia.
El periodista José Ignacio López, ex vocero presidencial durante la gestión de Raúl Alfonsín (1983-1989) y amigo de Jorge Bergoglio, afirmó que “ya en su primera homilía insinuó lo que va a ser su papado. Habló como uno entre pares, en función a la transición que inició Benedicto XVI y que ahora le toca continuar a él”. López, director de la publicación mensual Vida nueva, cree que el papado de Francisco irá en dirección de “una Iglesia más activa, más presente en los problemas que aquejan a la humanidad”.
Para el ex embajador argentino ante la Santa Sede, Carlos Custer, el papado de Francisco podría mostrar cierta flexibilidad en temas como el celibato, pero “más de lo mismo en las cuestiones doctrinarias de la Iglesia”. Conocedor del Papa, a quien acompañó de cerca durante el cónclave de 2005, Custer sostiene que en lo referente a la necesidad de “limpiar el Vaticano”, Benedicto XVI “le dejó el camino bastante allanado” a Francisco, aunque “será clave saber quién será su secretario de Estado”.
Para el decano de Derecho Canónico de la Universidad Católica Argentina (UCA), sacerdote Alejandro Bunghe, en los temas políticos y sociales la voz del Papa podría hacerse escuchar “si se toma en cuenta lo que fue su arzobispado”. “Es un hombre de Dios, muy espiritual pero de voz muy firme en los problemas porque está muy anclado en la realidad”.
Para Custer, Jorge Bergoglio, ahora papa Francisco, está obligado a ser menos directo de lo que fue como arzobispo “pero no menos contundente”. Ese tono directo lo enfrentó al gobierno kirchnerista, que lanzó en su contra acusaciones no probadas de connivencia con la dictadura militar (1976-1983).
Ayer, Francisco recibió el respaldo del obispo emérito de Viedma (Río Negro), Miguel Hesayne, tal vez la voz más autorizada de la resistencia a la dictadura desde la Iglesia católica. “Las acusaciones contra el Papa son una grave calumnia. Él hizo todo lo posible. En la época no era obispo para poderlo publicitar, pero sí buscó por todos los medios (a los sacerdotes jesuitas Francisco Jalics y Orlando Yorio, secuestrados, torturados durante la dictadura y luego liberados)”. Alguien que quería tener una entrevista directamente con él el día que fueron capturados Yorio y Jalics, encontró a Bergoglio llorando y diciendo: ‘Me han secuestrado a Orlando y Francisco’”.
Ahora, como Papa, Custer cree que a Francisco “le sobra madera para semejante desafío”.
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