Ciudad del Vaticano.-
Uno de los desafíos del próximo Papa será la purificación de la Iglesia y la reforma de la curia vaticana, el entramado de organismos que cooperan en el gobierno del pontífice y que no siempre se ha mostrado a la altura de las circunstancias.
Este ha sido uno de los asuntos tocados por los cardenales durante sus deliberaciones previas al Cónclave para elegir sucesor de Benedicto XVI y que comenzará este martes 12 de marzo. Con ellos concuerda el purpurado chileno Jorge Medina Estévez.
Se trata del “protodiácono” que la tarde del 19 de abril de 2005 anunció al mundo la elección de Benedicto XVI. Ahora, a sus 86 años, seguirá el anuncio del próximo pontífice desde su país natal pero concedió una entrevista a Notimex hasta Roma.
“Es posible que la misma Curia Romana necesite ajustes que la hagan más eficiente, más penetrada por el espíritu de servicio, y más ajena a un modelo de “carrera” en su papel de colaboración con el Papa, el “servidor de los servidores de Dios”, precisó.
“Son los santos quienes mejor han comprendido y vivido el verdadero sentido de la vida y la esencia de la eclesialidad y todos ellos, sin excepción, fueron hombres y mujeres de oración”, agregó.
El “vatileaks”, el escándalo por el robo y la filtración de los documentos confidenciales de Joseph Ratzinger también captó la atención de los cardenales a lo largo de las llamadas Congregaciones generales, las reuniones propias del “pre Cónclave”.
Al respecto Medina Estévez dijo no tener información oficial sobre la investigación del caso realizada por los cardenales Josef Tomko, Julián Herranz y Salvatore de Giorgi. Pero asumió que era necesario que los votantes del próximo Papa conocieran del tema.
“Como en cualquier caso en que hay que tomar alguna decisión, es muy útil e incluso necesario contar, al momento de tomarla, con una buena y objetiva información. Una falta de información precisa puede dar lugar a una decisión insuficiente e incluso equivocada”, sostuvo.
Confesó que en alguna ocasión habló con Joseph Ratzinger antes de que fuese elegido pontífice acerca del problema que se plantearía a la Iglesia si un Papa perdiera definitivamente el uso de sus facultades mentales y, con los recursos de la medicina moderna, se pudiera prolongar su vida.
Añadió que él, desde hace tiempo, era consciente del problema. Medina consideró conveniente estudiar, sería y tempestivamente, cómo enfrentar tal eventualidad.
“En realidad y en buena teología no hay ni puede haber sino un obispo de Roma y por lo tanto sólo un Papa, un solo depositario de las prerrogativas que Jesús confió al apóstol san Pedro, y una sola cabeza visible de la Iglesia. El apelativo de “emérito” es una referencia a una situación pretérita, como si se dijera que fue o ex”, dijo.
“Ese apelativo no tiene ningún contenido de ejercicio actual de autoridad, como no lo tiene en el caso de los profesores universitarios eméritos o de los obispos eméritos, o en el de los altos oficiales de las Fuerzas Armadas en retiro”, afirmó.
Aseguró que conociendo muy de cerca al renunciado pontífice, no le cabe la menor duda que actuará con una “exquisita prudencia”, de tal modo que se evite cualquier equívoco y por eso los fieles no experimentarán ningún desconcierto.
Asimismo lamentó que los periodistas presentes las posiciones de los cardenales bajo el prisma de las oposiciones que se dan en el campo político y en la actividad de los parlamentos.
Recordó que la lógica de la Iglesia deriva de la naturaleza pastoral de su misión y de su responsabilidad en cuanto a la salvación de los hombres y, por lo tanto, un esquema de “luchas de poder” es ajeno a su esencia.
Según el purpurado chileno lo que importa es cómo cumplir mejor su misión, y en ese aspecto puede haber diversas aproximaciones en cuanto a los énfasis y prioridades; lo cual permite que, con un diálogo franco, se resuelvan las diferencias y se complementen las posiciones.
“Puesto que la Iglesia es misionera y peregrina, y está compuesta por seres humanos capaces de errar y de pecar, siempre habrá necesidad de examen de conciencia y de purificación. Algunas purificaciones se refieren al campo de la vida cristiana, ya que el demonio se esfuerza siempre por apartar a los hombres del evangelio”, ponderó.
“Otras purificaciones pueden ser necesarias en el terreno de las estructuras humanas y contingentes que se ha dado la Iglesia y que pueden no ser las mejores para el servicio de la permanente evangelización”, estableció.
El cardenal Medina Estévez consideró la transmisión del mensaje cristiano es una tarea permanente y nunca terminada ya que en no pocos sectores de la humanidad, otrora profundamente marcados por la fe católica, hay hoy día profundo debilitamiento de la fe, aunque se conserve una corteza cristiana.
Constató que existen muchos católicos que, tal vez por falta de formación, no creen o ponen en duda elementos basilares de la fe, mientras otros no son conscientes de que la fe tiene que proyectarse en la vida, so pena de quedar como una “fe muerta”.
Ponderó que algunos piensan que basta con ofrecer a Dios algunas expresiones de religiosidad, pero que puede haber sectores de la vida que legítimamente puedan desarrollarse prescindiendo de Dios y del evangelio.
“Todo eso es signo de fragilidad de la fe y a remediarla apuntan los esfuerzos de formación, de catequesis, de conocimiento de las Sagradas Escrituras y, en forma muy especial, del ejercicio de la oración en todas sus formas, si en la predicación se anuncia en su integridad el misterio cristiano”, insistió.
“Es preciso examinar si la celebración de la sagrada Liturgia, y especialmente de la Santa Misa, ocupa realmente el centro de la vida eclesial”, sentenció.
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