Cd. Del Vaticano.-
Llegó la hora de la verdad para los 115 cardenales electores que a partir de este martes se reúnen en la Capilla Sixtina para elegir al sucesor del renunciante Benedicto XVI.
Los electores no han alcanzado un acuerdo sobre el perfil que deberá tener el nuevo Papa, lo que significa que no hay un candidato único que logre unir a los dos grandes grupos de electores surgidos en las congregaciones. Uno de estos, integrado por electores italianos y casi todos los europeos, apoya al cardenal italiano Angelo Scola, arzobispo de Milán. El otro, que reúne a los miembros de la Curia, al llamado “partido romano”, y a una parte de los electores latinoamericanos, apoya abiertamente al cardenal brasileño Odilo Pedro Scherer.
Con buenas posibilidades de ser papables aparecen también el canadiense Marc Ouellet, el estadounidense Timothi Dolan, el austriaco Christoph Schönborn, el húngaro Péter Erdö y el mexicano Francisco Robles Ortega.
La última congregación
Ayer terminaron las llamadas congregaciones generales, cuyo objetivo era identificar las necesidades de la Iglesia y el perfil de futuro Pontífice, con la intervención de 28 cardenales con lo cual, en una semana, suma un total de 161 intervenciones.
El perfil del nuevo jefe de la Iglesia católica, lo que se espera de él y el Banco del Vaticano, institución sobre la que ayer rindió informe Tarcisio Bertone, fueron los temas tratados en la última congregación, informó el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi. También ayer se montó el balcón de las bendiciones desde donde aparecerá el nuevo Pontífice después de ser elegido, se dieron los últimos retoques a la casa de Santa Marta, donde a partir de mañana se alojarán los 115 electores y llegaron las tres sotanas pontificias, de diferentes tallas, una de las cuales vestirá el futuro Papa.
Solemne procesión
Hoy a las 10 de la mañana (local), en el último acto preparatorio del cónclave, todos los electores se darán cita en la Basílica de San Pedro para concelebrar, junto el cardenal Angelo Sodano, decano del colegio cardenalicio, la tradicional misa “Pro eligiendo Papa”. A las 15:45, desde la residencia Domus Santae Marta, donde están hospedados, los 115 electores se trasladarán al Palacio Apostólico y a las 16:30, en una solemne procesión, en la que invocarán la asistencia del Espíritu Santo con el canto Vieni Creator, irán caminando de la Capilla Paolina a la Capilla Sixtina, donde harán el juramento establecido por la Constitución Apostólica.
“Todos los cardenales electores presentes en esta elección nos obligamos y juramos observar fielmente todas las prescripciones contenidas en la Constitución Apostólica”, dice el juramento. Todos los que de una u otra forma entrarán en contacto con los cardenales también harán un juramento de fidelidad y reserva.
Concluida esta solemne ceremonia, el Maestro de la Celebraciones Litúrgicas pronunciará la famosa frase extra omnes, luego de la cual todos los extraños al cónclave deberán abandonar la Sixtina: sólo el Maestro de la Celebraciones y el eclesiástico previamente elegido para tener la segunda meditación se quedarán.
A partir de este momento, los electores procederán a la primera votación; para que uno de ellos pueda ser elegido Papa deberá obtener las dos terceras partes de los votos de los presentes (77 sufragios).
Una votación fallida se anunciará con humo negro (fumata nera) que saldría de la chimenea de la Sixtina, por allá de 19:00 horas locales, acto que sería precedido por una plegaria al término de la cual todos los electores regresarán a la residencia de Santa Marta. En caso de no llegar a un acuerdo, para los siguientes tres días de cónclave están previstos dos escrutinios matutinos, a partir del las 9:30, y dos vespertinos, a partir de las 16:50. Si al término de los mismos no se ha elegido al nuevo Papa, volverá a salir el humo negro y si por el contrario ha sido elegido, la fumata bianca anunciará al mundo al nuevo Pontífice.
Si en los cuatro primeros días no se llegara a elegir al Papa, en el quinto tendría lugar una pausa que prevé una plegaria, coloquios entre los electores y una exhortación a cargo del cardenal primero del Orden de los Diáconos, fórmula que se repetirá hasta la elección del Papa.
Pero luego de 33 fallidos escrutinios, tal como dispone una reforma introducida por Benedicto XVI, solamente se confrontarán los dos electores que “en la votación inmediatamente precedente hayan obtenido el mayor número de los sufragios”, pero para que uno de ellos sea elegido Papa, como señala el artículo 62 de la Carta Magna vaticana, deberá obtener “las dos terceras partes de los sufragios computados sobre la totalidad de los electores presentes”.
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