Ciudad del Vaticano.-
El cardenal mexicano Juan Sandoval Iñiguez aseguró que el Papa emérito Benedicto XVI no influirá en la elección de su sucesor y descartó que su renuncia pueda ser una indicación abierta a los cardenales que elegirán al próximo obispo de Roma.
En entrevista con Notimex, el arzobispo emérito de Guadalajara consideró obvio que los purpurados deban elegir a un pontífice joven, con la salud y las fuerzas necesarias para afrontar los desafíos actuales de la Iglesia católica.
Nunca pensó vivir en primera persona dos Cónclaves, como cardenal participó en la elección de Joseph Ratzinger y los tiempos de la renuncia papal le permitieron ser elector una vez más. Cumplirá 80 años el 28 de marzo y ese día perderá su derecho a ingresar a un Cónclave.
Relató haber tardado una semana en reponerse de la sorpresa que significó enterarse de la dimisión, ya que él mismo había estado con el Papa cuatro días antes del 11 de febrero durante una audiencia al Pontificio Consejo para la Cultura, del cual es miembro.
“Nos dirigió un mensaje y estuvo muy bien como siempre. En Angola supe de la renuncia, pero no me hacía a la idea de que este Papa, con una mente tan lúcida, dejase de servir a la Iglesia. Es admirable su desprendimiento y su humildad”, dijo.
“Me sorprende que el Papa emérito se quede a vivir en El Vaticano. Yo hubiese pensado que quizás se iría a su tierra, la región de Baviera en Alemania, a un bonito lugar donde estar tranquilo, con su gente”, agregó.
Según Sandoval Iñiguez, Ratzinger no se “bajó de la cruz” porque sabe bien que con su sacrificio, con su oración y con la enfermedad que le venga, “puede ayudar mucho a la Iglesia”.
Descartó que haya tomado la decisión de abandonar por las disputas de la Curia Romana o por el escándalo del “vatileaks”, sobre todo porque es una persona amante de la verdad y por ello “hay que creerle”.
“Lo más sencillo es pensar: si es un hombre honesto, no nos va a echar mentiras también en eso. El dice que las fuerzas le comienzan a faltar, que ya no está para llevar el peso de la Iglesia y hay que creerle”, apuntó.
Calificó de “sentido común” que, tras la renuncia de un Papa de casi 86 años, los cardenales no decidan elegir a un sucesor de mucha edad. “Si no terminaríamos en lo mismo”, exclamó.
“Vamos a elegir a uno que esté en buena edad y en buena salud, al menos eso creo yo. Pero no se debe tomar como una indicación a los cardenales: “no elijan a un viejo”. Cuando dijo eso en él estaba sólo el deseo de explicar por qué renunció”, precisó.
“La procedencia geográfica no debe influirnos, la Iglesia es católica, no estamos aquí por representación como los diputados que provienen de un distrito electoral. Nosotros debemos preguntarnos: ¿en este momento cuál es la persona apta para llevar el timón de la barca de Pedro? Entonces se elije, sin importar de dónde venga”, añadió.
El arzobispo emérito confesó que nunca hubiese imaginado poder ingresar una vez más a la Capilla Sixtina para elegir un nuevo vicario de Cristo, pero “apenas la libré”, expresó, porque el 28 de marzo cumple los 80 años, edad en la cual los cardenales pierden automáticamente su derecho al voto.
Aseguró que no habrá “conflicto de intereses” entre el futuro pontífice y Benedicto XVI, porque el Papa emérito “es un hombre muy recto”, “de una mente muy clara” y “sabe muy bien cuál será lugar”.
Por el contrario, indicó que el nuevo líder católico tendrá toda la libertad y una ventaja, podrá ir con Benedicto y preguntarle: “¿aquí cómo están las cosas?”. “Pedir un consejo es factible”, insistió.
Recordó que una situación similar ocurre desde hace años en las diócesis del mundo, donde los pastores presentan su renuncia a los 75 años y el Papa, tras aceptarla, suele nombrar al sucesor.
Apuntó que de esta manera existen muchos eméritos, a quienes se le guarda cariño y se reza a Dios por ellos; y luego están los que mandan.
“En este caso así procederemos: la admiración, el afecto, la gratitud hacia Benedicto va a permanecer. A quien venga lo recibiremos como la autoridad actual”, insistió.
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