México, D.F.-
Jesús Murillo Karam, procurador General de la República, dio a conocer ayer por la noche que Elba Esther Gordillo, líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), realizó 22 pagos con su tarjeta de crédito, con importe superior a 2 millones de dólares, por compras en Neiman Marcus.
La tienda antes mencionada es una de las departamentales más importantes de Estados Unidos, donde se reúnen las marcas de moda más sofisticadas, caras y elegantes, y donde la atención se rige por una palabra: exclusividad.
Ahí, explica el académico y periodista especializado en moda, Alejandro Brofft, “la atención es de otro nivel y por lo regular los clientes exclusivos se manejan con un personal shopper”, es decir, una persona que conoce gustos, tallas, apreciaciones de marcas y necesidades en cuanto a la cantidad a pagar o la imagen que se quiere dar con la elección de las prendas.
“Estamos hablando de un lugar donde a los top se les pone en un área lounge, se les ofrece aperitivos, bebidas, en fin, es toda una experiencia de compra. Es uno de los lugares donde se tiene mayor surtido de marcas premium, las que sabemos son el perfil de ella”, dice el experto.
A SACAR CUENTAS
Brofft subraya que el estilo de Elba Esther es muy definido: traje sastre, juego de collares, aretes grandes y, como toque especial, una bolsa de reciente edición.
“Ella usaba lo que se conoce como ‘total look’, es decir, un coordinado completo de una marca. En gran medida su top era el traje sastre de mujer, que Coco Chanel inventó en la década de 1950, y que era para una mujer madura, de negocios y con formalidad”.
La fórmula es clara, una falda al largo de la rodilla, el saco por lo regular para llevarse cerrado, todo elaborado en tweed -una textura de hilos cruzados-, en gama de colores neutros y quizá un poco en tonos pastel para los días de calor.
El especialista asegura que, en promedio, un coordinado de falda y saco firmado por Chanel cuesta 80 mil pesos, a los cuales hay que sumar una cantidad igual por la joyería, y unos 50 mil pesos por la bolsa, que bien podía haber salido de las casas Hermés, Louis Vuitton, Escada y más.
“En el rubro de las bolsas hay que destacar que Elba Esther se dejaba guiar mucho por la tendencia, la pieza que fuera el último grito, el lanzamiento más reciente o la más vendida, en tamaño grande, con toques llamativos por su color o aplicaciones, ésa era la que ella tenía”, agrega Brofft.
Maripaz Ocejo, editora general de la revista Elle México, dio a conocer el pasado Día del Maestro un estudio sobre las cantidad que gastaba la líder en sus atuendos. Calculó que la chiapaneca invertía alrededor de 40 mil pesos en un saco, 6 mil en una blusa, 8 mil en una falda o pantalón, 7 mil en los zapatos.
“Su estilo es ejecutivo, a mí me parece que va bien con su trabajo, en general es sobrio y clásico… Ella no le va a ‘chafear’ y ninguno de sus trajes se le ven baratos, porque se nota en la tela”, explicó Ocejo.
Brofft aumenta la cifra, dice que la líder rara vez repetía ropa y por lo regular sus looks eran de entre 250 mil ó 300 mil pesos. “Hay más mujeres que se visten así en México, pero en ocasiones especiales, no todos los días. No dudo que cuando las grandes marcas traen sus colecciones meses antes de lanzarlas a las tiendas, y hacen demostraciones especiales en las casas o puntos clave para clientas destacadas, Elba Esther siempre haya estado en las listas”.
Resalta además, que teniendo acceso a firmas internacionales de tan alto costo, resultó casi imposible que Elba Esther presumiera algo de diseñadores nacionales.
PERO TE PEINAS
“No existen mujeres feas, sólo mujeres que no saben arreglarse”, así lo dijo Coco Chanel, así que había que seguir el consejo. Brofft considera que “seguro la maestra tenía un pull de peinadores que le arreglaban diario y obligatoriamente, y esto lo digo porque cuando se veía que no estaba peinada de salón era desastroso y muy notorio”.
En cuanto al maquillaje, el especialista apunta que en la década de 1980, cuando la maestra llegó al sindicato, su rostro lucía dramático y cargado, con el cabello muy levantado.
“En general, el arreglo de su cara era muy agresivo, considero que por la edad y las cirugías aprendió a ser más discreta, pero obviamente tenía rasgos muy antinaturales como la ceja muy depilada, la curvatura de la misma muy pronunciada, las mejillas marcadas al por mayor y los labios siempre rojos”, finaliza Brofft.
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