Ciudad del Vaticano.-
Para la mayoría de los expertos, el cónclave que elegirá al sucesor de Benedicto XVI debe considerarse casi inédito, no sólo porque la última renuncia a un pontificado que registra la historia vaticana, la de Gregorio XII, se remonta al año de 1415 -anteriormente también habían renunciado a su ministerio los papas Benedicto IX y Celestino V, en los años 1045 y 1294, respectivamente-, sino porque Joseph Ratzinger ha decidido vivir el resto de su vida dentro de los muros vaticanos.
Benedicto XVI había en alguna forma anticipado su renuncia en la Luz del mundo (2010), un documento en el que explicaba que un Papa podía renunciar al pontificado “en un momento de serenidad, no en el momento del peligro” haciendo asimismo notar que sus fuerzas iban disminuyendo y que temía que el trabajo que conllevaba su misión era “excesivo para un hombre de 83 años”.
El pasado día 11, con 85 años, Ratzinger sorprendió al mundo al anunciar que renunciaría a su pontificado el 28 de febrero a las 20 horas, con lo cual se convertirá en el cuarto Pontífice en la bimilenaria historia del Vaticano que abandona su ministerio.
– ¿Cuándo iniciará el cónclave?
Aun cuando no se sabe con exactitud la fecha del inicio del cónclave que elegirá al sucesor de Benedicto XVI, Federico Lombardi, portavoz de la Santa Sede, dijo que podría comenzar antes de lo que establece la actual Constitución Pontificia Universi Dominici Gregis: 15 o 20 días después de que la sede apostólica haya quedado vacante”.
La razón de este posible cambio es que, conociéndose con antelación el día y la hora del inicio de la sede vacante, los cardenales electores podrían llegar con mucha anticipación a Roma haciendo innecesaria la espera que establece la Carta Magna vaticana. “La anticipación también ha sido contemplada por algunos cardenales, con lo cual es posible que el cónclave pueda dar inicio antes del 15 de marzo”, precisó Lombardi.
A partir del 1 de marzo, independientemente de lo anterior, los titulares de los dicasterios vaticanos dejarán sus cargos, el Colegio Cardenalicio se ocupará del gobierno de la Iglesia de Roma y las “congregaciones generales”, que si bien de manera informal ya lo han hecho, iniciarán oficialmente las reuniones de los grupos de electores destinadas a construir el perfil del nuevo Papa y a identificar a los electores con más posibilidades de ascender al trono de Pedro.
Los purpurados Angelo Sodano, decano del colegio cardenalicio, Giovanni Battista Re, vicedecano del colegio, Tarcisio Bertone, camarlengo, Jean Louis Tauran, protodiácono, y lógicamente los 117 cardenales, serán los indiscutibles protagonistas de esta anómala elección.
– Las normas
Como bien señala Sandro Magistris y otros reconocidos vaticanistas, este cónclave debe considerarse totalmente inédito y lleno de incógnitas no sólo porque ha sido convocado en virtud de la renuncia del Papa, sino porque nadie sabe el efecto que podrá tener para el nuevo Pontífice convivir con un antecesor que residirá a escasos 500 metros.
“En las próximas semanas tendrá lugar algo que nunca antes había ocurrido. Los cardenales electores evaluarán qué confirmar o renovar de lo hecho por el anterior Pontífice, pero con éste en vida”, escribe Magistris en su artículo “Se busca Papa”, recordando el sui géneris trabajo que tendrá el Colegio Cardenalicio.
Dejando a un lado este particular, lo único realmente cierto es que en la mañana del día de inicio del cónclave los 117 cardenales electores se reunirán en la basílica de San Pedro para celebrar la misa “pro eligiendo Papa”, que presidirá el decano del Colegio Cardenalicio, y que por la tarde, desde la capilla Paulina, en procesión e invocando al espíritu santo, se trasladarán a la Capilla Sixtina entonando el himno Veni, creator Spiritus.
Semanas antes, como han hecho saber las autoridades vaticanas, la capilla que Miguel Ángel han hecho famosa con su obra “La creación del hombre”, será escrupulosamente inspeccionada y dotada de dispositivos que impedirán intromisiones y el uso de teléfonos celulares.
También será instalada la estufa en la que serán quemados los apuntes y los votos de los electores: el humo blanco o negro que saldrá de la chimenea de la Sixtina anunciará si se ha elegido o no al nuevo Papa.
Una vez que los cardenales hayan tomado posesión de sus lugares en la Sixtina prestarán juramento e inmediatamente el maestro de las celebraciones litúrgicas, monseñor Guido Marini, pronunciará el extra omnes, que obligará a salir a todos los que no participarán en la elección.
En ese punto iniciarán las votaciones. Para que tenga validez la elección del Pontífice será necesario, como establece la ley vaticana, que el cardenal elegido obtenga al menos las dos terceras partes de los sufragios emitidos. Pero si durante la votación ninguno de los electores obtiene esta cifra, las boletas electorales depositadas serán quemadas y se convocará a una nueva votación por la tarde o la mañana siguientes.
En caso de que luego de tres días no se consiga elegir al Papa la votación será suspendida por un día, con el fin de que los cardenales tengan una pausa de oración y libre diálogo entre ellos.
Durante esta pausa, el cardenal primado de la Orden de los Diáconos hará una breve exhortación espiritual a los electores. La suspensión y la exhortación se repetirán hasta que sea elegido el nuevo Pontífice.
Importante en el conclave es la presencia de tres escrutadores, que serán designados a la suerte y estarán en una mesa colocada frente al altar. En cada votación, luego de haber entregado las “boletas electorales”, uno de ellos las abrirá, verá el nombre escrito y las pasará al segundo, quien también las leerá y las entregará al tercero, quien dirá en voz alta el nombre del cardenal votado.
– “Habemus Papam”
Una vez elegido el nuevo Papa, el vicedecano, el cardenal Re, se acercará a él y le formulará dos preguntas: ¿Acepta ser Papa? Será la primera y de obtener una respuesta afirmativa le hará la segunda ¿Cómo desea ser llamado? Concluido este ancestral rito, la fumata bianca que saldrá de la chimenea de la Sixtina anunciará al mundo la elección del nuevo Pontífice, quien será conducido a la “sala de las lágrimas”, llamada así por las lágrimas de emoción que derraman los pontífices en estas trascendentales ocasiones.
En ese mismo lugar el Papa elegirá uno de los tres hábitos blancos -de diferentes tallas- que estarán a su disposición para la ocasión.
Mientras esto sucede, entrarán en la Capilla Sixtina el secretario del colegio cardenalicio, monseñor Lorenzo Baldisser, el maestro de las celebraciones litúrgicas, monseñor Guido Marini, y el decano del ceremonial, para elaborar el documento oficial de la elección.
En ese lapso se colocará el trono frente al altar de la Capilla Sixtina, a fin de que el nuevo Papa pueda recibir la profesión de obediencia de los cardenales. Concluido este acto el protodiácono, el cardenal Tauran, hará su aparición en la logia o balcón de las bendiciones de la basílica de San Pedro para pronunciar el famoso “Annuntio vobis gaudium magnum. Habemus Papam” (Anuncio a ustedes una gran alegría. Tenemos Papa).
En el mismo balcón, pero minutos más tarde, el nuevo Santo Padre, luego de haber rezado ante la tumba de Pedro, se presentará por primera vez ante el mundo y desde el mismo lugar pronunciará la su primera bendición Urbi et orbi (Para la ciudad y el mundo).
No será sin embargo ese día cuando el Pontífice tome posesión del apartamento pontificio. Al día siguiente, después de remover los “sellos” colocados a la salida del anterior Papa, el electo será introducido por el camarlengo en su nueva morada. ¿Dónde pernoctará la noche de la elección el nuevo Papa? Aún no se sabe, algunos pontífices la pasan en un apartamento de la Torre de San Juan, localizada cerca de los jardines vaticanos, pero no hay una regla escrita. El papa Ratzinger eligió una habitación de la Domus Santa Marta, la residencia vaticana donde estarán hospedados los purpurados que participan en este cónclave.
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