Jaguares se ha tomado muy en serio el papel de villano en la Liga. Y es que, en sus tres más recientes duelos, incluido el de la semifinal de vuelta en la que cayó con Cruz Azul en el Clausura, no ha sido capaz, ya no digamos de ganar, sino de terminar completo, algo que repitió y le costó, como la semana pasada un duro revés a costa de unos Tigres que bien pudieron hacer más pesado un triunfo de 1-3 que deja a los de Chiapas con cero puntos, un tanto en favor y nada más que ocho en contra en sólo dos fechas.
Más tardó Itamar Batista en reaparecer en la Liga, que en ir de vuelta a las regaderas, luego de ser echado de la cancha por el árbitro Armando Archundia.
De todas formas, para cuando Batista ya estaba en el baño, su equipo ya caía por la mínima diferencia gracias a un afortunado tanto del panameño Blas Pérez, quien desvió un disparo de Francisco Fonseca lo suficiente para dejar sin nada que hacer a Édgar Hernández cuando apenas corría el minuto ocho de juego.
Disminuido, como hace una semana ante Atlas en el Jalisco, parecía que una nueva goleada se cocinaba cuando pasando la media hora del juego, Blas Pérez de nuevo volvió a aparecer para decretar el segundo en la cuenta norteña.
Con unos Jaguares entregados, parecía que sólo sería cuestión de tiempo para que Tigres llenara de cuero a la selva.
Lo confirmó Antonio Sancho, quien disparó potente abajo a la derecha de Hernández para marcar el tercero, que terminaría por relajar a los universitarios.
Porque en la segunda mitad, Tigres bajó el ritmo y Jaguares, más picado en el orgullo, que con recursos, logró apretar hacia al frente. Aún así, Tigres tuvo al menos un par para ampliar ventaja, pero Fonseca no estuvo bien.
Fue hasta faltando cinco minutos para el final, cuando André Luiz Moreira aprovechó un servicio de Bautista para marcar el único gol local, que sólo sirvió para minimizar la goleada.
CON EL MÍNIMO ESFUERZO GANA MONTERREY
Varios integrantes de los Rayados buscaron justificar su mueca de molestia con los casi 40 grados de temperatura que azotaron a la capital neoleonesa, pero el mal desempeño frente a los Indios de Ciudad Juárez los delató.
Y es que el 2-0 sobre el “benjamín” de la Primera División les supo a poco.
“El calor te impide tener el funcionamiento que deseas”, aseguró Jared Borgetti, uno de los atacantes regiomontanos que este sábado careció de fortuna.
“Pero es una realidad que el Monterrey debió dar más, terminar con un marcador mayor”, agregó.
No obstante, la zaga de los Indios casi siempre se las ingenió para controlar a la delantera rayada… Y cuando no pudo hacerlo, apareció la ineficacia de los locales.
Excepto Carlos Ochoa, el hombre que —en teoría— vive a la sombra de Borgetti y Humberto Suazo, pero en este momento brilla con luz propia y la convocatoria a la Selección Mexicana es la mejor prueba.
Más allá del zurdazo que abrió el marcador (36’), el michoacano mostró la movilidad que le faltó a varios de sus compañeros.
Porque la victoria del Monterrey se dio por inercia, por el amplio dominio —hombre por hombre— que tiene sobre Ciudad Juárez, aunque los Indios llegaron a mostrar algunos destellos.
El problema es que eso no es suficiente para un equipo que comienza su andar en el Máximo Circuito con tanta desventaja en la tabla porcentual.
Andrés Chitiva intenta ser el conductor de la Tribu, pero no puede solo. Juan Augusto Gómez y Ezequiel Maggiolo aún no muestran el nivel necesario para ser piezas clave en la salvación de los chihuahuenses.
Eso explica la molestia reflejada por los Rayados, a quienes la victoria no los complació.
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