Aunque la pequeña frase “De nuevo Fox”, que intitula el presente artículo tiene algunas acepciones, lo importante es focalizarlo hacia las nuevas declaraciones que el ex presidente de la República, Vicente Fox Quezada, ha dado a conocer en los medios de comunicación de carácter nacional.
Pero antes, es menester reconocer que dichas revelaciones deben inquietar, molestar e inclusive, llegar a provocar a los nuevos actores políticos en el escenario nacional, a “darle un escarmiento”, con el propósito de reencauzar al hombre de las botas, al camino del silencio y de la abnegación hacia las “viejas nuevas” reglas del naciente régimen que asumió recientemente el poder omnímodo de este México nuestro.
Pero también creo importante aclarar, que Fox se atrevió y de hecho ha roto la vieja máxima instituida en el PRI de antes de la alternancia, esa que establecía que “el presidente que sale, se calla”. Y claro, que si analizamos tanto la personalidad del ex mandatario, así como su amplio concepto sobre la democracia, es donde podemos encontrar el sentido pragmático de su actuación en la arena política nacional.
Ahora bien, como corolario, resulta necesario señalar que incluso el ex presidente Felipe Calderón Hinojosa, sigue participando en la política, aunque ha matizado su incursión mediante el uso de las redes sociales.
Lo importante es que Fox inauguró, rompiendo esquemas establecidos durante el ejercicio del PRI autoritario, un nuevo sentido de hacer política en el contexto nacional, no callando lo que piensa, considerando que él cree, y cree bien, en la libertad de expresión a ultranza. Y si tiene el derecho constitucional de hacerlo, bien hace en ejercerlo a plenitud.
Fox opina contra la dirigencia del Partido Acción Nacional (PAN), advirtiendo que hace mal en aliarse con el sempiterno enemigo de él y se supone del PAN, el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Es más, dicen que el PAN y el PRD son como el agua y el aceite: no se mezclan. Es natural pensar, que FOX no perdona tantas afrentas, disgustos y groserías que recibió del PRD cuando ejerció el poder presidencial. Esto es precisamente lo que lo motiva a oponerse a las “alianzas oportunistas” entre su partido, el PAN, con el PRD. Los mal pensados de su partido, bien pueden discernir que con este tipo de posiciones, bien ayuda al PRI y al presidente de la República, Enrique Peña Nieto y para apoyar la idea, la misma dirigencia mandó al senador Roberto Gil Zuarth, a aclarar que Fox era sólo un “priista más” y cuyo ánimo es precisamente estar cerca del presidente de la República.
Para consolidar y justificar la alianza en Baja California, el presidente del PRD, Jesús Zambrano, lo descalifica al decir que desde que fue presidente, Fox siempre dijo tonterías y que le correspondería al PAN, “haber que hace con él”. Claro, dice que la alianza PAN-PRD en Baja California, es para evitar que el PRI vuelva a gobernar en una entidad donde desde hace ya varios lustros dejó de hacerlo. De la ideología, del programa de acción conjunto y que están en una completa asimetría, no dijo nada, porque el sentido político invade lo programático.
Esto nos obliga a exigir que el Instituto Federal Electoral ponga en su agenda, el tema controvertido de las alianzas.
Así mismo, aprovechó la entrevista, para razonar el no haberse reinscrito en el padrón de militantes del PAN. Y lo hizo para justificar su falta a las reglas elementales de los partidos políticos, que son los estatutos que rigen su vida interna. Y la lógica indica, que si el estatuto de su partido, exige la reinscripción al padrón, al negarse a hacerlo, nos proyecta un Fox, irresponsable, obstinado y descortés. Bueno pues, nada nuevo.
Pero en descargo aclaró que el panismo lo lleva en el corazón y que nadie le puede quitar lo que siente. Y en eso también tiene toda la razón, aunque nos proyecta un Fox invadido de pensamiento mágico, más allá de su congruencia política.
Fox asegura que el presente gobierno es muy joven y que hay que darle tiempo, para que demuestre su eficacia. También aplaude la convocatoria para que todos los mexicanos nos sumemos a dialogar, en clara referencia al Pacto por México del presidente Enrique Peña Nieto.
El nuevo Fox dejó a un lado su sentido crítico que le proveyó de una buena imagen cuando fue parte del grupo San Angel que abogaba por la apertura del país hacia la democracia. Y tenemos que aceptar que se acomodó, como le correspondería a un hombre sin cultura política y académica, a las nuevas realidades. Más allá de ser una persona pragmática, se hizo práctico, porque nadie duda, que ser amigo de un presidente de cualquier país del mundo, bien trae aparejado grandes comodidades y beneficios. En este sentido, Fox bien sabe cómo y por qué.
Para bien o para mal, hay que acostumbrarnos a las declaraciones de Fox y que Calderón utilice el Twitter para hacerse sentir. Sin duda, que son señales claras que la política cambió y que seguirá cambiando para bien del país.
Sólo el tiempo nos dirá, cuando salga EPN del poder, que actitud asumirá.
Pero mientras, hay que aguantar a Fox.
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