Nueva York, E.U. / Dic. 21
Su pasión siempre han sido los carros, en particular los motores de lujo bien afinados. Opera con eficiencia y disciplina, es un hombre culto, educado, que no toma decisiones sin pensarlas. Hace un año llevó a la cúspide el negocio fundado por su abuelo: al adquirir la cementera australiana Rinker, se posicionó firmemente como líder de la tercera cementera del mundo, pisándole los talones a Holcim, una empresa suiza, y Lafarge, francesa. Era el capitán de la industria regiomontana con dos pies en el primer mundo.
Ahora la situación es distinta. El mercado mundial de la construcción ha bajado. Cemex sufrió pérdidas considerables en sus posiciones financieras y enfrenta casi 20 mil millones de dólares en deudas; 6 mil se vencen durante 2009. Su utilidad neta se redujo en los últimos meses 80%. El motor está dejando de funcionar. Ahora la pregunta es si podrá arreglarlo.
El disciplinado equipo de Lorenzo Zambrano, los más de 50 mil empleados que quedan luego de cerca de 9 mil despidos (3 mil de ellas por sus operaciones en Venezuela que fueron expropiadas este año), ajustan el cinturón. Cemex espera reducir sus costos por 500 millones de dólares el año que entra. Ha empezado a vender activos a un precio de descuento. Analistas calculan que las ventas recientes en Mallorca y Austria se hicieron hasta por 20% menos del valor esperado. Cemex tiene intenciones de realizar ventas adicionales en Hungría y Australia, y de otros activos no esenciales, hasta por 2 billones de dólares. Aun así no les alcanza el dinero.
Lorenzo Zambrano dijo una vez que el crecimiento estaba en el DNA de Cemex; por el momento tendrá que actuar contra su naturaleza. Los estados financieros de la empresa y las predicciones del mercado indican que, al menos que la cementera renegocie los términos de la deuda con los bancos, ésta no va a lograr hacer sus pagos y caerá en incumplimiento. Por cada dólar que se vence en 2009 le quedan tres dólares adicionales de deuda con vencimiento posterior; por esto, los bancos no tienen ningún incentivo en que caiga en incumplimiento. En las condiciones actuales no hay beneficio en exigir el pago a cambio de activos devaluados, porque tampoco los bancos pueden soportar más pérdidas. Un reporte de Citigroup para el cuarto trimestre, que establece sus lineamientos para la empresa, indica: “La renegociación de la deuda puede resultar en tasas de interés más altas, y es consistente con nuestro punto de vista, que los acreedores de Cemex prefieren trabajar con la administración y no mandar a la empresa a la mora”.
Guy Spier, inversionista de Aquamarine Capital en Nueva York, explica. “La deuda que ahora enfrenta es una máscara que oscurece las ventajas competitivas, están por verse cuáles son las fortalezas auténticas que sostienen el negocio”.
Aclara con dos ejemplos recientes. “Nestlé es una empresa que ha logrado ventajas en el sector alimenticio sobre las demás y es líder global; se ve afectada por la crisis mundial como todos los negocios, pero no se cuestiona su sobrevivencia. Por otro lado, los bancos islandeses se expandieron con base en crédito fácil; en el momento que el crédito se encareció, colapsaron, no pudieron sostenerse. “En una era de crédito barato, el más agresivo, quien toma más prestado parece estar haciendo el mejor negocio; pero cuando desaparece el crédito, entonces volvemos a los fundamentos del negocio, volvemos a lo básico. Ahora vamos a ver cuánto van a cortarle las alas a Zambrano, y con las alas cortadas, intereses altos, compromisos estrictos con los bancos, ¿va a poder seguir siendo un competidor en el mercado global?”
Mientras se esclarecen las aguas turbias, Cemex, reconocida en Monterrey tanto por su astucia en los negocios como por su generosidad en causas sociales, reduce gastos. Al equipo de futbol Los Tigres, que maneja a través de su subsidiaria Sinergia Deportiva, le ha cortado el presupuesto.
Nina Zambrano, hermana de Lorenzo y directora del Museo de Arte Contemporáneo, que en los últimos 11 años ha financiado sus actividades gracias a la cementera dice: “En el museo afortunadamente ya tenemos todas las exposiciones del año entrante y están totalmente presupuestadas. Tuvimos suerte que negociamos antes de la crisis. De todas formas reducimos costos en 35% y hubo que hacer despidos, pero ahora vamos a seguir haciendo lo mismo con menos”.
“Estamos conscientes de que el apoyo de Cemex pueda bajar; no nos lo han dicho, no tengo ni idea, pero 2009, gracias a Dios, está resuelto. Esperemos que para 2010 ya haya una recuperación. Cabe aclarar que más de 50% de los gastos del museo se autofinancian y también tenemos apoyo del gobierno de Nuevo León”.
El doctor Rafael Rangel Sostman, rector del Instituto Tecnológico de Monterrey, donde Lorenzo Zambrano es presidente del Consejo comenta: “Hasta ahora, este año continuamos con nuestros programas, los donativos de Cemex entraron, no hemos escuchado nada, sigue todo igual”.
En los últimos años Cemex ha donado entre 10 y 20 millones de dólares al año a la institución. En caso de perder los donativos de Cemex, Rangel Sostman espera que otras empresas regiomontanas como Cignus o FEMSA compensen. “Seguimos haciendo una campaña de recaudación de fondos. Dependemos principalmente de las colegiaturas, además tenemos el sorteo Tecnológico. Los donantes suben y bajan. Tenemos un fondo de cerca de 500 millones de dólares para enfrentar crisis como ésta. Hay una rescisión seria, vamos a bajar gastos, hacernos más eficientes y tener los fondos necesarios para dar crédito a los alumnos”.
Este semestre 78% de los egresados han encontrado empleo y eso es consistente con otros años. “En mayo no sé qué va a pasar, pero por ahora han encontrado empleo”.
“Hemos enfrentado otras crisis”, recuerda el rector: “Don Eugenio Garza fue presidente del consejo durante 25 años; su empresa sufrió crisis serias, como la de Bancomer, y no por eso dejó de ser presidente. Una cosa son las crisis en los negocios y otra cosa es la educación superior,” dice dándole un voto de confianza a Zambrano, quien ha presidido el consejo por siete años. Por su parte Cemex confirmó que seguirá con el mismo apoyo a la institución.
La historia de Cemex tiene más de 100 años, nació en 1931 de una fusión entre dos cementeras que competían por mantenerse con vida. Su primera gran crisis fue con la Revolución. Por las luchas que destrozaron el país en 1919, la demanda nacional no llegaba a una cuarta parte de la capacidad instalada en el país. La segunda sucedió recién realizada la fusión; durante siete meses cerraron ambas plantas limitándose a dar mantenimiento a la maquinaria. Esto ocasionó graves problemas con los empleados y finalmente resultó en la expropiación de la planta de Hidalgo por el presidente Manuel Ávila Camacho.
Quizá recordando su complicada historia, Cemex intenta navegar la crisis mostrando gentileza hacía la gente que despide. Les ha regalado su computadora y rentado un espacio que puedan usar de oficina durante tres meses. Ha contratado a especialistas en recursos humanos para que les ayude a conseguir empleos fuera de la empresa.
Como si ajustara un motor, los recortes de personal se hicieron por plazas, tomando en cuenta la necesidad de ellas, y no evaluando la calidad del trabajo de los empleados. “Se evaluó lo que hacían para la empresa, no quién lo hacía ni cómo lo hacía”, dijo una fuente interna que pidió no ser nombrada.
La empresa anunció que este año no va a otorgar becas para estudios, un rubro en el que sobresalía por su generosidad becando cada año 14 maestrías en Administración en Estados Unidos, y 140 becas locales en México y Centroamérica. Sin embargo va a mantener todas las becas ya otorgadas.
Margarita García, un ama de casa en la colonia Del Valle en Monterrey, explica que la realidad de la crisis aún no se siente en la superficie. “Las tiendas siguen ofreciendo cosas con el dólar a 10.90, la gente planea viajes de lujo, las joyerías están llenas; pero si le rascas, si preguntas tantito, te enteras de los despidos y recortes, en confianza oyes cosas de cómo está afectando a los demás. Pero más que un sentimiento de pánico, es una sensación de aguante, la gente se prepara para seguir adelante”.
“El problema con la crisis es cuando se vuelve una profecía que se cumple sola”, dice Alberto de la Garza Evia, desarrollador de bienes raíces en Monterrey. “Si antes teníamos 10 clientes con crédito, ahora tenemos cuatro que califican, porque se han endurecido los requisitos, y eso nos afecta. En la vivienda de interés social, los apoyos del Infonavit han ayudado a que se mantenga el ritmo. Pero en el área comercial hay una contracción importante que se va a acentuar el año entrante. Pero si la sicología de las masas se convierte en sicosis, puede hacer que realmente suceda; si la gente no gasta, la economía se desacelera. Todavía no estamos ahí, y espero que no lleguemos nunca. Lo importante para las empresas y los empresarios no es el tener problemas sino saber superarlos y salir adelante”.
Álvaro Rodríguez, director general de Ignia y quien fue director financiero de Vitro, explica la encrucijada en la que se encuentra la empresa. “Ellos no compraron Rinker para los próximos 24 meses, ellos compraron Rinker para los próximos 50 años. Al final del día lo que los bancos quieren ver es si van a poder salir adelante, y han demostrado que son un equipo administrativo de primera. Quizá terminen con un apalancamiento de cinco veces flujo o más, pero no es la primera vez que le sucede esto a una empresa. La deuda en sí no es mala, lo que es malo es una mala gestión con mucha deuda y Cemex es un equipo que puede salir muy bien adelante”.
Por otra parte, sus inversiones en el mercado de derivados les ha ocasionado pérdidas de más de 700 millones de dólares. “Ellos llevan utilizando estrategias de derivados por más de 10 años”, explica Vanesa Quiroga, de Credit Suisse; “no es algo nuevo, lo hacen de forma muy sofisticada, precisamente para manejar los riesgos, controlar su deuda y la exposición que tienen a las diferentes monedas. Su estrategia ésta vez resultó negativa”.
Alexis Rovzar, socio de la firma mundial de abogados White and Case, radicado en Nueva York, argumenta: “Estamos viviendo una crisis sin precedentes, es el fin de una época de exuberancia donde se amasaron grandes fortunas y hubo excesos de distinta naturaleza. Se vive una crisis de confianza pero no de liquidez. Las empresas como Cemex con disciplina y transparencia en rendición de cuentas, comprometidas con buenas prácticas corporativas van a salir adelante. Yo tengo confianza en el equipo de administración, han sobrevivido épocas buenas y malas,” concluye.
Por ahora, el único rayo de optimismo en los horizontes de la empresa son los planes de estímulo que han lanzado los diferentes gobiernos del mundo y la baja en los precios de energía que representa un costo importante en la fabricación del cemento. Esperan con cautela el plan de reemergencia económica del presidente electo Barack Obama, que puede alentar la construcción. México tiene el Programa Nacional de Infraestructura y el 8 de noviembre anunció un nuevo Programa para Promover el Crecimiento y el Empleo, con 4 billones dedicados a la infraestructura.
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