Independientemente de lo que suceda hoy en Yucatán, los Broncos de Reynosa están a un paso de llegar a la mitad de la temporada 2011 con la mejor marca de juegos ganados y perdidos (30-20) de toda la Liga Mexicana de Beisbol.
Es curioso, hace apenas un par de meses Reynosa estaba sumida en su deporte favorito: encontrar el peor escenario posible para la temporada del llamado “equipo de la frontera”.
“No traen picheo”, “nadie va a ir al parque”, “Diablos, Sultanes y Saltillo son mejores”, “Son equipo para el quinto lugar de la zona”, “¿Y ahora cómo se van a llamar?”, son algunas de las expresiones que, como sucede cada inicio de temporada, me tocó escuchar.
Hoy que la primera parte de la competencia está a punto de llegar a su fin, nos encontramos con que Marco Antonio Tovar (de quien llegaron a decir que no tenía la capacidad para ser un estelar) es el líder en efectividad de la liga con un 2.52 de promedio.
¿Y qué decir de Alan Guerrero? Evidentemente no ha tenido la mejor de sus temporadas pero ahí está, como el quinto mejor de la liga con sus 10 salvamentos.
Podría pasar todo el día dando los números de los Broncos para justificar que hoy, a un paso de terminar la primera parte de la temporada, son unos dignos aspirantes al título, sin embargo el mejor argumento lo podemos encontrar en la pasada serie contra Vaqueros Laguna.
En el primer encuentro, tras empatar el partido en la novena entrada, Homar Rojas demostró que es un mánager que sabe interpretar el momento de los encuentros pues decidió prescindir de Yurendell De Caster y colocar en su lugar a Juan José Aguilar quien, hay que decirlo, parece que trae cohetes en los spikes.
Cuando Rosario Irazoki se plantó en el plato, el equipo verde regaló uno de los momentos más mágicos que el parque “Adolfo López Mateos” haya presenciado: Aguilar, quien esos momentos estaba en tercera, arrancó con dirección a home en un bravío robo de base mientras el bateador lograba conectar un toque que dejó pasmada a la defensiva lagunera. Obvia decir que el parque se volvió loco de felicidad una vez que el ampáyer gritó safe en la registradora.
Cuando una afición tiene un equipo con la capacidad y el valor para recuperarse de una desventaja y un mánager que se sabe todos los trucos del librito para sacar los encuentros, no hay más que declararlo aspirante al título.
Es cierto, faltan muchos juegos y los Broncos se han caracterizado por ser una novena que “se cae” en la segunda mitad, pero no tiene nada de malo tener la esperanza de que esta vez hayan aprendido de sus errores.
Este día que estamos a un paso de concluir la primera mitad de la temporada, no tiene nada de malo ponernos optimistas y soñar que Reynosa puede coronarse campeón… siempre y cuando sigan haciendo lo que hacen.
P.D. Una petición a quien corresponda: no sean malos, échenle una mano al “Bronquito”, a quien le urge presentar un show más entretenido que bailar en el campo y quien se anda paseando por las gradas sin que nadie en el sonido local anuncie su presencia entre los aficionados.
Además, por si todo lo anterior fuera poco, tiene la mala costumbre de desaparecer en las últimas entradas, justo cuando los locales necesitan más de alguien que arengue a la tribuna.
diasdecombate@hotmail.com
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