Luego las pérdidas que registraran los clubes del futbol mexicano, y en general todos los equipos del mundo desde finales de 2019, todo el 2020 y mitad del 21, a causa de los estadios vacíos por la pandemia, en México tomaron la determinación de cambiar el rumbo y apuntar hacia el norte.
Para ese efecto, el anterior presidente de la Liga MX Enrique Bonilla dejó su cargo y eligieron a Mikel Arriola, un tipo que en sus mocedades era pelotari de pelota vasca en los frontones capitalinos y luego sería funcionario público en la Cofepris, la dirección del IMSS y aspirante del PRI a la gubernatura de la Ciudad de México.
Sin antecedente alguno con el soccer, Arriola llegó ahí como por arte de magia y uno de las acciones que ya determinaron implementar para hacer más rentable el negocio es fusionarla con la Liga estadounidense (Major League Soccer, MLS), es decir que para 2023 los 18 equipos mexicanos y los 27 de EU jugarán un solo torneo llamado Leagues Cup.
Esto lo dio a conocer en septiembre pasado Víctor Montagliani, presidente de la Concacaf.
Probablemente la Leagues Cup traería muchos más ingresos a los clubes, aunque en la MLS las asistencias son muy buenas en los estadios, en México no lo son tanto. Con excepción de los clubes del norte del país (Monterrey, Tigres, Tijuana, Santos o Bravos de Cd. Juárez) los demás clubes sufren por la inasistencia de sus aficiones.
Para decirlo de un plumazo: Los dos equipos históricamente más populares de este país América y Chivas jamás llenan sus estadios –con pandemia o sin ella—a menos que jueguen entre ellos.
Con la llegada de Arriola se abrió esa puerta y no se sabe en realidad si fue idea de él o no y que funcione, aunque existe un marcado optimismo de que resulte un exitazo económico, dada la expectación que siempre generan los clubes mexicanos, cualquiera de ellos, entre la comunidad latina y de origen azteca en particular.
Ahora, está por verse que la mafia pueda seguir metiendo la mano en los arreglos de partidos para fabricar campeones con juegos amañados, resultados inducidos como ha ocurrido por décadas en México.
Porque aunque Arriola proviene de un partido político y de una de las administraciones federales más corruptas de la historia en la política mexicana –de origen priista—no podrían atribuirse a él pecados anteriores.
Sin embargo existen evidencias que probarían que ha habido manipulación de resultados, probablemente con relación a las apuestas, antes de su llegada a la Liga MX.
Que ninguna autoridad de ningún tipo, ni la Liga hayan investigado nada al respecto es otra cosa, pero existen campeonatos ganados por algunos clubes que se dieron con partidos, arbitrajes, actuaciones de jugadores y decisiones muy cuestionables y absolutamente manipuladas, pese a tener el VAR (Video Assistant Referee) para decidir las acciones correctamente.
No sabemos si ya hayan contemplado corregir sus irregularidades como los nexos directos con las casas de apuestas –una misma casa de apuestas, propiedad de otro priista, patrocina a 13 equipos del futbol mexicano y no solo eso, también a las dos principales cadenas televisoras del país– y los orígenes obscuros y diversos que financian algunos clubes.
Existe el antecedente de un club del norte de México que pagaba a sus futbolistas con fajos de dólares en efectivo y el directivo enviado a hacer los pagos, ofrecía “pases” de cocaína a sus futbolistas en pleno vestidor.
Ahora… si las casas de apuestas vienen siendo fuente directa de donde surgen los recursos para pagar los salarios de los futbolistas… ¿algún directivo podría negarse a incidir en sus dirigidos para que hagan o dejen de hacer algo y manipular el resultado de un partido determinado?
En teoría, podría decirse que no, sin embargo existen pruebas documentales y hechos cuestionables que la mayoría de los medios de comunicación electrónicos, escritos o digitales también acallados por patrocinios de las casas de apuestas dejan pasar por alto en forma inconsciente o deliberada.
El problema que tiene la Leagues Cup en el horizonte se llama el FBI.
Si en 2023 van a seguir haciéndolo, allá sí toman más o menos en serio este tipo de delitos, así que ya saben lo que les espera: además de una muy probable situación mucho más bonancible en lo económico, un ojo mucho más crítico para su irregular funcionamiento.