Iniciamos esta columna mis apreciados lectores, con varios refranes populares que se acomodan a lo vivido en la Final del Futbol Mexicano. “Con la vara que midas, serás medido”; “El que perdona pierde”; “Al final, son tus errores los que deciden si ganas o pierdes”, y algunos otros, que encajan bien en el resultado de la Final.
A Uriel “Cocodrilo Valdés” Antuna, le concedieron un penalti al inicio del partido de Ida de la Final que también podría ponerse en duda, y que puso en ventaja al equipo cementero a los pocos minutos de haber iniciado el partido, ventaja que no le duró mucho, pues unos minutos después les empató el América y así terminó el partido.
La diferencia en este partido fue que el penalti, bien sancionado, ocurrió faltando pocos minutos para el final de la Final, lo que desató un cúmulo de comentarios a favor y en contra, según el color del cristal con que lo miren. “Con la vara que midas, serás medido”.
La acción polémica tiene varias aristas, primero una supuesta falta de Zendejas, delantero americanista, sobre el defensor cruzazulino, Rotondi; éste no controla bien el balón y el jugador americanista se apodera y gana la disputa. Un balón perdido en una zona peligrosa y con poco tiempo por jugar.
Otra, dentro de su frustración por no concederle la supuesta falta a su favor, comete una falta posiblemente pensando o suponiendo que como no le cobraron una falta a su favor, ésta tampoco la sancionaría. Error, suponer lo que no ocurrió.
Y seguramente no se estuviese comentando, polemizando, haciendo conjeturas , viendo “moros con tranchete” si los delanteros del Cruz Azul hubiesen tenido la capacidad de concretar las oportunidades de gol que se les presentaron; fallos claros de Uriel Antuna, de Ángel Sepulveda, y sobre todo la de Huescas, cuando se jugaba el tiempo agregado que pudo significar el empate y llevar el partido a tiempos extra y/o penalties.
Este jueguito lo gana el que anote más goles y no el que tenga más acercamientos, tiros al poste , tiros desviados o salvadas del portero adversario.
¿Qué sigue? Prepararse para el siguiente torneo, contratar jugadores que el técnico considere que son necesarios, despedir a quienes ya no entran en planes y realizar una buena preparación y planeación del trabajo previo al torneo que iniciará seguramente en la primera semana de julio.
Por lo pronto, disfrute unas vacaciones futboleras.