Conocí a Osvaldo Agustín Batocletti Ronco en 1977 al ser yo el reportero designado por El Norte para darle curso a la información sobre su viable contratación con los Rayados de Monterrey, junto con el uruguayo Walter Daniel Mantegazza, al llegar a un acuerdo con el club León, donde hicieron una gran campaña. Guardo en papel las entrevistas de aquella fecha porque increíblemente en el último momento el Ing. Miguel Gómez Collado (+ junio 2020) dejó de ser directivo de los albiazules y pasó a los Tigres. Obviamente se comprometió con los felinos a reforzarlos con sus dos recomendados para jugar en la defensa central, uno, y el otro como delantero goleador.
A fin de cuentas, después de una complicación por el aumento en el precio de las cartas de transferencia, los futbolistas terminaron sacrificando parte de su dinero con tal de venir a esta plaza. Y vinieron a dejar su nombre en la memoria futbolística de la institución universitaria. Pero el argentino, luego naturalizado mexicano, terminó por enamorarse del entorno regiomontano y fijó aquí su residencia, muy cerca del campus de la UANL.
–¿Qué es lo que más le da sabor a su vida como profesional del futbol? –le pregunté mucho tiempo después, y no se cansó de repetir con plena convicción su verdad: “El respeto y el aprecio que me dan los seguidores de los dos equipos locales, a pesar del fervor con que algunos Rayados defienden a los suyos y atacan a los de Tigres”. Y yo que pensaba que señalaría su primer campeonato de liga en 1978 o su experiencia como director técnico y tantas otras vivencias en las canchas. Nada. A Batocletti lo marcó de por vida el trato cordial, siempre de los aficionados felinos pero también de los del Monterrey.
Y tampoco se cansaba de repetir esta anécdota: “Cuando voy manejando por distintos rumbos de la ciudad mi modesta ‘caribe’, de pronto me veo frente a grupos de jóvenes vestidos de Rayados que me piden abra la ventanilla. Y pienso: Ni modo, me van a mentar la madre, cuando menos, o hasta me pueden agredir. Pero fíjate, José Luis, la sorpresa que me llevo: me saludan con una sonrisa no fingida e inclusive meten la mano para alisarme la calva y me dicen: Eres el único tigre al que respetamos y nos da gusto que te vaya bien con tu equipo”.
Fueron muchas las atenciones que recibí del gran Bato. Invitaciones a compartir charlas con mis alumnos de periodismo, siempre con enorme disposición sin importar hora y lugar. Recorridos por el estadio desde las gradas para completar su biografía en un libro especial. Intercambio de fotografías ya históricas. Y lo más significativo: su asistencia en mayo de 2019 a una entrevista en un salón de clase, sin dar lugar a pretextos del avance de su enfermedad terminal, que días después provocó la estremecedora noticia que nos tumbó a todos de un sopetón: su fallecimiento, aparentemente inesperado porque él disimulaba muy bien la gravedad de su caso con un optimismo exagerado mediante su consabido “no pasa nada”. Pero sí pasó. Así es que esas fotos últimas que retratan su cuerpo fortachón y su mirada chispeante siguen diciéndonos que no estábamos preparados para su adiós terreno.
Y como esas fotografías, aún laten las imágenes que Batocletti supo dejar en la memoria de las jugadoras que aún sobreviven en Tigres Femenil de su primer campeonato. Y porque la gratitud no se ha perdido, ellas están decididas a no olvidar sus lecciones en la Gran Final de este torneo, en plenas fiestas decembrinas, según se lo han dicho por teléfono a la esposa de su ex entrenador.
GRAN SUMA DE CAMPEONATOS
Las Amazonas de Tigres Femenil se perdieron la Gran Final en el primer torneo Apertura 2017. Pachuca tuvo la culpa, o más bien el equipo auriazul, porque en seminales todo quedó en el global de 4-3. Y aunque las locales tuvieron la mejor ofensiva con 51 goles y la mejor defensiva con 7 tantos recibidos, las Chivas de Guadalajara obtuvieron el primer cetro. Integrantes de aquel plantel como Ana Paz, María Yokoyama, Jazmín Enrigue, Karen Luna, Nancy Antonio, Liliana Mercado, Nayeli Rangel, Lizbeth Ovalle, Natalia Villarreal, Belén Cruz y Fabiola Ibarra, entre otros, bebieron el trago amargo de no conseguir el título. Pero de ahí en adelante Osvaldo Batocletti empezó a trabajar duro en la mente y en la técnica de sus dirigidas para no faltar ni una sola vez a la fiesta soñada por todas las futbolistas profesionales de México.
El Gran Bato empezó a cumplir su palabra el 27 de abril de 2018 cuando Tigres recibió a Rayadas, y tras un empate 2-2, la definición tuvo lugar en el Estadio BBVA Bancomer el 4 de mayo de 2018, alzándose con la copa el equipo visitante, al ser mejor en la ejecución de la tanda de tiros de castigo. A pesar de todo, Héctor Becerra, entrenador de las albiazules, reconoció los méritos del primer gallardete de Tigres Femenil. Sin embargo, en el Apertura 2018, a pesar de terminar invicto, no pudo revalidar tan significativo logro y cayó ante el América en penalties. Y no sería sino en el Clausura 2019 que otra vez en el segundo Clásico de una Gran Final, Tigres hizo de las suyas en el estadio BBVA Bancomer al vencer a las anfitrionas por 3-2. Sin embargo, en el siguiente torneo el cuadro del Monterrey se desquitó en el mismo recinto de Ciudad Guadalupe y logró su primer gallardete en un Clásico de gran expectativa que terminó 1-2, derrumbando las aspiraciones del bicampeonato de las visitantes.
Meses después, Tigres Femenil se sacó la espina de nueva cuenta frente a su archirrival norteño, venciéndolo por tercera vez en una Final rematada por los tiros de castigo. Y ni qué decir de la forma como logró en el Clausura 2021 el bicampeonato y cuarto título derrotando aguerridamente a las Chivas de Guadalajara, para llevarse, igualmente, el primer trofeo de Campeón de campeones Femenil.
Hoy con Roberto Medina en la dirección técnica, Tigres Femenial como quiera no olvida a Osvaldo Batocletti el sembrador de ilusiones y enseñanzas en la vida y en el campo de juego. Pero en la reedición del Clásico en otra Gran Final, las Rayadas también se afirman en su sueño de ganar sí o sí, máxime que la directiva albiazul susituyó a Héctor Becerra con una gran mujer, Eva Espejo, y la trajo a hacer valer su nombre como motivadora y estratega en una confrontación de tanto valor deportivo e histórico.
Las plazas locales se merecen esto y más, a pesar del susto que las auriazules se llevaron ante el América en semifinales, igual que las Rayadas ante el Atlas, pero las primeras terminaron arrollando a las aguiluchas el lunes 13, con el apoyo de 25 mil aficionados en el estadio local, mientras que las de azul y blanco se repusieron del marcador adverso que les endilgaron las tapatías y terminaron dominándolas aquí.
¡Que viva esta gran fiesta futbolera! Fiesta futbolera que Delia, la esposa de Batocletti no disfrutará en vivo. “Porque voy de vacaciones navideñas a la casa de mi hija Marce en Estados Unidos. Pero me gusta que las mujeres agradecidas de Tigres que estuvieron a las órdenes de mi marido se inspiren en ese primer campeonato”, dice con gran emoción.