Pachuca llegó a la Copa Intercontinental, torneo que revivió el formato en que hace años se enfrentaban CONMEBOL en contra de UEFA, marcando distancia con las demás confederaciones, considerándolas oficialmente como un cero a la izquierda y saltando directo a un partido de Sudamérica vs Europa.
Ahora el torneo invita al campeón de cada Confederación para eliminarse hasta obtener un campeón, con trofeos previos que no valen, pero engalanan. Los Tuzos llegaron después de descansar por semanas para enfrentar a los enfiestados brasileños del Botafogo que terminaron la final de Libertadores para irse de fiesta y luego subirse a un avión, llegar a Medio Oriente e intentar jugar contra la secundaria del maestro Almada que corren como si no hubiera mañana.
El resultado fue un 3-0 escandaloso pero entendible, que dio de que hablar para los que no tienen ni la mas mínima idea de lo que es jugar sin piernas, alabando un resultado engañoso. Posteriormente enfrentaron al Al-Alhy, equipo aguerrido y de buen físico que hizo sudar a los de Hidalgo para terminar definiendo en penales.
Llegó el Real Madrid y las cosas se dieron como se esperaba, un equipo de Almada que corrió, pero se cansó, presionó, pero el balón iba más rápido que sus piernas y los de blanco no requirieron gran esfuerzo para liquidar y mostrar la diferencia de calidad entre dos ligas que no tienen punto de comparación.
En México casi ponemos a nivel de los míticos Niños Héroes a los de Pachuca, celebramos su “valentía” y arrojo por presionar al Madrid, festejamos que no hubo miedo, que jugaron como nunca y perdieron como siempre. Festejamos que no planearon como jugar ante un rival superior, que no jugaron acorde a las circunstancias, que corrieron solo para decir que compitieron, pero en sus cabezas sabían la verdad, iban a festejar una derrota.
Hace años Estudiantes de la Plata tuvo en vilo al Barcelona por casi 90 minutos, ese de Messi y compañía, de la época gloriosa, pero en dos jugadas le dieron la vuelta al equipo del maestro Sabella, aquel amigo de Pasarella y subcampeón del mundo con Argentina. Rayados compitió y en serio contra Liverpool; Tigres, más allá del “mame” futbolero, le jugó de tú a tú al Bayern, Boca Juniors le ganó en su tiempo al Madrid, y así podemos repasar resultados valiosos en el marcador y, partidos épicos en la cancha, donde llegamos a creer que, si podíamos competir y ganar, aunque fuera un partido ante los gloriosos europeos.
Pachuca fue paseado, la valentía no te da puntos y realmente no estuvo ni de cerca de lograr algo que dejara en alto el futbol mexicano. México pasó de jugar finales de Libertadores a ser barrido por equipos de la MLS, ahora festejamos niños corriendo detrás del balón en contra del Madrid, y así vamos decreciendo en un mundo futbolero que cada vez marca de manera más clara la diferencia entre los que saben evolucionar y los que se andan peleando por un disque plan económico de inversión que pareciera tener más oscuros que claros.
Pachuca tiene una ventaja competitiva en México, juventud y velocidad, aspectos que en ligas de primer nivel son el común, no la excepción, por lo que jugar a ese estilo no te da para nada ante los mejores del mundo, mientras que la agilidad mental, rapidez de toque y movimientos al espacio son cosas que si logran diferenciar a los que corren de los que juegan.
La mentalidad de festejar derrotas es dañina para el futbol azteca, marcadores “honrosos” y jovencitos que toman experiencia es a lo más que podemos aspirar al parecer. Mientras no haya sentido de competir, de enfrentar situaciones límites en que se requiera sacar lo mejor del futbolista, entonces seguiremos en un confort donde correr rápido sea a lo más que aspiramos, teniendo velocistas, pero no futbolistas.
¿A que van León y Pachuca al Mundial de Clubes? A dar lástima. A que va el Monterrey, por ahora, está en camino de dar lástima, porque no tiene ni la velocidad, pero tampoco la calidad y agilidad de toque para competir ni al América, por lo que la ventana de refuerzos será vital para compaginar un equipo de calidad más allá de las fronteras nacionales.
América es grande porque sabe jugar las situaciones límite, porque sabe jugar liguillas, bajo presión y con la mirada encima. Tiene calidad para competir y toque de calidad en sus botines. Monterrey tiene le cartera para tener eso y más, pero las decisiones parecen estar más erradas que acertadas en los últimos tiempos.
Exigir más, mentalizarse a buscar más, a competir y pelear, en base a un trabajo previo inteligente y de calidad, con jugadores que más allá de la bandera de origen, sepan como enfrentar a cualquier rival del orbe de manera inteligente, que sepan cuando presionar y cuando replegarse, que sepan cerrar espacios o atacar, buscar algo diferente para obtener algo diferente; todo empieza en la mente pero el cuerpo debe ejecutar, y el espíritu debe proveer esa resiliencia para todos los días mejorar hasta estar listo.
Sigamos celebrando empates, sigamos debatiendo sobre USA y sus equipos, dejemos en el olvido la Libertadores, no demos oportunidad a los del Ascenso de ascender, tengamos Leagues Cup solo en USA por el bien de ganar dinero.
Al final el aficionado decide que desea ver, pero sigan así y dejaremos de poner atención, porque en algún punto dejaremos de querer festejar derrotas y habrá algo que nos entretenga más, porque el fútbol dejó de ser deporte hace tiempo, para tomar el camino del espectáculo, tanto en el campo como en los medios, y ahora en la afición, con los influencers de redes sociales que pareciera quieren más estar en la televisión que realmente apreciar y practicar el deporte del que dicen ser aficionados.
Se viene el 2025, un año más, varios torneos más, esperanzas renovadas, deseos de superación, un show mediático en decadencia por estos lares, pero que nos sigue manteniendo al filo de la butaca, al menos por ahora.
Me voy a ver Netflix, buscando las ganas de volver a mirar fútbol.
¡Saludos desde el sillón!