Sergio Pérez es sin duda un gran piloto mexicano que en los últimos años ha conseguido mayores méritos deportivos, dejando en los aficionados una buena dosis de satisfacción nacional y latinoamericana. En la presente temporada lleva tres podiums, pero el volante de Jalisco está empezando a tener malos gestos en contra de su propia escudería. Sería muy bueno que sus asesores logren ubicarlo antes que incomode a Christian Horner y Helmut Marco, pues en el Gran Premio de España comenzó a ventilar en público sus inconformidades por tener que ceder el primer lugar a Verstappen. Creo que Checo se está extralimitando. No tiene nada de malo querer ganarlo todo, pero hay maneras.
Red Bull apenas logra sacudirse del dominio avasallante de Mercedes, que durante un largo periodo reinó en la categoría, y no quiere arriesgar su segundo año con gran posibilidad de refrendar el título. Hay muchos millones en juego.
Si Checo ganaba la carrera no iba a superar en puntos a Leclerc de Ferrari, pero Verstappen sí lo hizo (y los RB son ya líderes en el campeonato de constructores). Son estrategias matemáticas que deben observarse.
Insisto, está bien que Checo quiera ser monarca de la Fórmula 1, pero su ambición desmedida puede ocasionarle problemas y ésta, incluso, va más allá de las pistas, lo cual puede darnos un signo de la posición polémica que está asumiendo, como haber demandado a Petróleos Mexicanos (Pemex) porque cuando llegó el presente gobierno federal no respetó el contrato de publicidad que había firmado con el anterior.
Aún viendo que la empresa paraestatal se estaba yendo a quiebre Sergio no fue solidario, aprovechándose de un recurso legal para obligarla a pagarle 2.5 millones de dólares. Obviamente lo que menos tiene Checo son problemas económicos y si no le respetan el asiento también demandará a Red Bull?
Creo que el piloto mexicano debería hoy ayudar a sumar puntos, mejorar en las calificaciones y si en algún momento dado los monoplazas no ponen en riesgo los títulos de pilotos y de constructores entonces sí ya entrarían en factor otros criterios.
Hace días cuando nació el tercer hijo de Checo su coequipero le preparó un babyshower sorpresa y en las imágenes que se difundieron a nivel mundial percibí que el mexicano estaba siendo diplomático, pero no se estrechó en un gran abrazo con Max Verstappen como habría de esperarse.
En esos niveles los deportistas, al tener tanta atención, pueden casi sentirse como semidioses y los celos se vibran muy elevados, tan es así que de repente podrían perder lo caballero.
Checo está en un gran momento deportivo, de eso no cabe duda, porque se encuentra manejando a muy alto nivel. Pero le conviene por ahora hablar menos, trabajar la humildad. Ni Vettel ni Alonso, que ya han ganado títulos (y que con sus actuales equipos de plano no levantan) están tan amargosos. El jalisciense aún no firma su renovación y Pierre Gasly pide a gritos el asiento de Checo.
Si sigue trabajando tan bien como lo ha venido haciendo, seguramente en 2023 tendrá un lugar en la F1 y ahora sí, estaría compitiendo por el campeonato de una forma más directa.
Pero Checo debe asimilar que Red Bull, ahora mismo no quiere desestabilizar a su mejor y joven piloto, al que le ha otorgado un contrato multianual.