Pese a que la preventa del juego entre la capirotada Tricolor y el segundo equipo del Valencia pintaba media gris, al final si fueron unos 40 mil ingenuos a apersonarse en el gradería del Cuauhtémoc para verlos.
Y bueno de este Tri, –por más que Rafa Márquez haya sido contratado para legitimar de cierta forma a un DT como Javier Aguirre que sigue teniendo oportunidades, pese a dos tropiezos anteriores– no es precisamente lo que espera la afición, pero digamos que tampoco es que haya mucho de dónde escoger.
Olvídate del resultado, que por supuesto es importante, el funcionamiento de un equipo sin pies ni cabeza se debe en gran parte a la calidad de futbolistas que tiene, más que del cuerpo técnico.
Pero, viéndolo bien, todo cae en un círculo vicioso. No funciona, porque no tiene calidad; no tiene calidad porque no abunda y de lo poco que hay, eligen mal, pero el que los eligió es el cuerpo técnico… que queda mal porque no funciona bien… por qué eligió mal… porque no hay mucho de dónde escoger… y así hasta el infinito.
Pero no me puedes decir que futbolistas como Huerta, Martínez, Antuna, Láinez, Angulo, Henry merecen ser considerados en un equipo nacional serio.
Y luego Berterame… ¡Uf!. Estos de la Comisión de Selecciones no se cansan de ser la burla de los argentinos porque les encanta agarrar las sobras de su selección. No dan el kilo para jugar allá, pero acá, en una selección de cuarta, sí.
Al final contra el Valencia se vio que no van a ir muy lejos.
Una defensa de papel, una medio campo que no te crea nada; unos tipos que por las bandas no te saben meter un buen servicio y unos atacantes que no saben definir. Martínez lo mostró pegándole al arquero con un balón, en lugar de ponerlo entre los cuatro metros que le quedaban por un lado y dos por el otro.
Y al final, los ingenuos que pagaron el boleto, se hacen los sorprendidos.
¿Pues qué esperaban?
Termina el juego y los abuchean. Es como ir a la lucha libre. Sabes que es una burla, que es un circo que nadie se pega, que todos fingen que se dan golpes y se echan maromas y se dejan caer como si les doliera. Exactamente como en el fútbol de esta selección, Una farsa.
Y al final les recriminan porque no juegan bien… ¿quién les dijo que sabían jugar bien?…
Si no quieren que se rían de ustedes, dejen de dejarse estafar.
Va a ser un camino largo para Javier Aguirre y su cuerpo técnico con jugadores de calidad limitada.
Si tuvieran que jugarse su boleto para el Mundial, sería complicadísimo.
Por suerte ya lo tienen en la mano, pero el resultado, al final del Mundial, ya lo sabemos desde hoy.
No pasará nada…
Gerardo