He visto entrenadores acabados por el pulgar hacia abajo de la afición que, implacable, busca sangre; quieren ver al alguien acabado salir del estadio para renovar la esperanza de algo mejor, de algo que justifique el inmenso gasto que significa ser hincha de un equipo de fútbol en esta gran metrópoli de Nuevo León.
Desde Hugo de León, Daniel Guzmán, Ricardo Ferretti, Diego Alonso y una interminable lista de entrenadores que han desfilado por los banquillos regios. Regularmente hay una exigencia regular de ganar golear y gustar, pero por experiencia personal he visto en ambas aficiones el gusto por una de las 3 “G´s” antes mencionadas, la de golear, o en su defecto meter mas goles que el rival.
Equipos como el Barcelona de Cruyff, Guardiola o los dirigidos por Bielsa hacen romantizar la idea de la posesión y el juego “atractivo” del tiki taka, y sin lugar a duda para muchos puede ser atractivo, pero a mi parecer es la calidad de los jugadores la que hace resaltar un estilo de juego y no viceversa; si bien en ocasiones estilos potencian el juego de ciertos jugadores, es la calidad la que hace sobresalir a un conjunto de otros.
Sin jugadores como Xavi, Iniesta, Ronaldinho, Messi, por citar algunos, cualquier estilo carecería de la famosa característica atractiva para generar atención de las masas.
Es en esta ciudad que, por tener acceso masificado a sistemas de paga, que el aficionado “mamador” exige o demanda su Barcelona cuando lo que realmente festejan es el estilo del Real Madrid. Ganar a toda costa, no solo partidos, sino títulos es lo que hace a la “hinchada” vitorear a sus héroes de papel que son tan desechables como sus ínfulas de conocedores que a cada instante presumen tanto en redes sociales como en los medios de comunicación que abre espacios para manifestarse.
Víctor Manuel Vucetich es el mejor ejemplo para ello, teniendo un estilo poco atractivo sumamente dependiente de la calidad e inspiración individual, es tenido como el máximo ídolo del banquillo Rayado mientras que, por los rumbos de San Nicolás, Ricardo Ferretti con su estilo aburrido y adormecedor tiene sus méritos con la fanaticada felina.
La afición no dudará en sacrificar a quien sea necesario si no recibe lo demandado, derrotas honrosas o deshonrosas, empates fatídicos, eliminaciones o falta de liguillas son ingrediente para bajar el pulgar ante cualquier técnico o jugador no sin antes bajarlo de pen…
Los títulos son del gusto de quien paga por ser aficionado, la demanda es algo para festejar, presumir y echar en cara en lo local, regional, nacional y hasta internacional.
No puedo negar que hay paladares por gustos distintos, pero por el pulso general de los medios disponibles de manifestación para la afición, es el resultado el que genera el orgullo de ser aficionado a cierto equipo, es el ganar lo que impulsa a presumir y son los títulos los que establecen las jerarquías entre las tribus futbolísticas.
Si Rayados y Tigres desean generar estabilidad, seguir el camino del triunfo mantendrá a la afición ocupada en presumir a sus equipos, si desean trascender más allá del rancho local, ya es otra historia que los debería mantener ocupados en pensar una estrategia adicional, pero un paso a la vez.
Esta vez ¡Saludos Desde el sillón!