Sabemos que correr es una actividad muy completa en todos los sentidos desde el físico hasta el mental, es difícil en un comienzo realizarla si, y aunque tengamos años practicándola, existen días que se sienten más pesados que otros, de eso no hay duda.
En una conversación entre corredores, hablábamos del calor y la humedad que se ha dejado sentir últimamente en el ambiente, que es algo que afecta directamente nuestro rendimiento al entrenar, y nos comparábamos entre nosotros observando diferencias claras entre cada uno.
Por un lado están los que el calor por ejemplo poco a mermado su capacidad de entrenar o incluso competir a tope ,y por el otro los que la misma temperatura ha hecho que bajemos nuestro rendimiento de manera muy evidente.
Enfrascados ya en el debate de que si afecta o no el calor, la humedad en el ambiente y el porqué comencé a reflexionar que lo que en realidad estábamos comparando era a nosotros con otros más.
Y pensé, a mi particularmente me está afectando mucho el clima cálido y húmedo pero a determinados compañeros no, creo que lo me está faltando es una mejor condición física, no hay que buscar más.
Entonces partiendo de ahí veo que tengo qué hacer para mejorarla, y así no sentir tan pesado el entrenamiento, el trabajo que haga en este momento será exclusivamente para buscar aumentar mi forma física, para mí.
Esto me lleva al punto de la importancia de no compararnos con otros, sino con nosotros mismos, intentar siempre ser mejor que ayer.
Esto no significa que seamos mediocres o que no nos guste competir, es sencillamente darnos la confianza y ser conscientes de nuestros puntos fuertes, y de los no tanto.
Si nos pasamos la vida comparándonos con otros llegará el momento en que terminemos frustrados, y quizá persiguiendo algo que ni siquiera realmente queremos, es decir, perderemos nuestra individualidad y nuestra esencia.
Superarnos a nosotros mismos, nuestros propios límites, motivarnos a llegar un poquito más lejos cada día, de manera constante, es la forma de alcanzar lo que sea que nos propongamos.
Recordar que no se trata de demostrarle nada a nadie, de llegar a donde otro llegó, porque no estamos en competencia con los de afuera sino con nuestro yo de ayer, tratar de dar lo mejor de nosotros mismos en cada paso, un paso a la vez, seguir aprendiendo, no estancarnos, y de esa manera seguro alcanzaremos la mejor versión que podamos ser.