Dudo que algún jugador o D.T. de algún equipo haya leído la colaboración anterior de su servidor, pero este partido, Inter de Miami vs. Rayados, me sirvió para elaborar una segunda versión del proceso Costo-Beneficio. Vámonos directo.
En un error de marcación en el cobro de un tiro de esquina a favor del Inter, el equipo local consigue su anotación cuando apenas se jugaban 19 minutos del partido, pues el anotador, Tomás Avilés, aprovechó “el sueño” defensivo de Rayados y cuando despertaron fue para sacar el balón de dentro de su portería.
Costo: un gol en contra, que en estas series tan cortas (dos partidos), es una carga muy pesada.
Beneficio: se realizan los ajustes necesarios por parte del equipo visitante y la probabilidad de otra sorpresa se redujo a la mínima posibilidad. Se van al descanso, al intercambio de ideas y comentarios y a elevar el nivel de su juego.
Para el segundo tiempo, la presión de Rayados siguió incesante y llegó el primer costo para los locales, que a la larga resultó costosísimo, pues en menos de nueve minutos le expulsan a un jugador que no aprendió la lección, ni aprendió que el costo de dejar a su equipo con un jugador menos es de alta consecuencia.
Desde ese momento, se le vino el mundo encima al técnico del Inter, al viejo lobo de mar, Gerardo “Tata” Martino, y no supo hacer los ajustes necesarios para mantener su ventaja, se la jugó a “tírale” un pelotazo largo a Luis Suárez y que Dios nos bendiga.
Monterrey empata y los jugadores intentan con el recurso del VAR, que se sancionara una posible interferencia de un delantero rayado, pero no lograron su objetivo; esto descontroló más a los locales y en un intento de salida, el balón es recuperado por Meza, quien sirve para Jorge “Corcho” Rodríguez y éste, con un tiro preciso y precioso, pone el balón lejos del portero del Inter y anota un golazo para un triunfo importante.
Costo muy alto para el Inter de Miami, que después lo quisieron aderezar como solo ellos lo saben, con su especialidad, un “quilombo” y buscaron no a quién la hizo, sino quién se la iba a pagar y hasta el mejor jugador del mundo mundial, se enganchó y junto con su técnico y otros incondicionales, hicieron su show. La más pura impotencia.
No quiero dejar pasar el aprendizaje del defensor Gerardo Arteaga, quien ofreció un partidazo, tanto a la ofensiva como a la defensiva.
“Lo que bien se aprende…”