En medio de los arrebatos irracionales provocados por la dolorosa derrota de los Rayados en este Mundial de Clubes, destacan la furia y ataques contra los dirigentes del club de parte de los más fanáticos seguidores de los regios. “¿Que se vayan todos juntos a freír espárragos a otra parte”, es uno de los gritos traducidos de las verdaderas expresiones impublicables por ofensivos y majaderos. Y aunque no es la primera vez que arremeten contra Pepe González Ornelas y compañía, es bueno recordar que en otras ocasiones la gente pagaboletos no ha tenido razón, y los directivos le han callado la boca a sus críticos con excelentes decisiones posteriores a la manifiesta inconformidad por los malos resultados del equipo. Bueno, pues ahora tampoco tienen razón los que enfocan su furia hacia lo más alto de la jerarquía rayada, incluyendo a José Antonio Fernández Carbajal “El Diable”, quien ya tiene –y de sobra– con la inquina de AMLO. Sin embargo, al dueño de los dineros la súplica de los frustrados albiazules es que aplique todo su poder para deshacerse de Javier Aguirre y de los jugadores “maletas” que fueron a los Emiratos Árabes Unidos.
Es que no es justo que esta derrota haya sorprendido a algunos rayados en su viaje a Abu Dhabi. Y a otros que se fueron el domingo, con la esperanza de ver sus colores ondear cuando menos en el esperado juego contra el Palmeiras, y no se diga en la Final en Asia. Sí. Sí hubo quienes se adelantaron a los acontecimientos y no esperaban que el cuadro del Cerro de la Silla cayera ante un conjunto de improvisados suplentes egipcios, por la ausencia de cinco titulares de la selección de Egipto que pelea la Copa de África, además de dos lesionados de gravedad y otros contagiados por la variante ómicron del covid-19. “No pueden ser más maletas” –se desquitan en su desquiciamiento los ardidos por la caída del Monterrey.
No obstante, se equivocan. No están hablando de “maletas”, en serio. Porque los directivos hicieron a tiempo su trabajo y le dieron al entrenador Javier Aguirre lo mejor de lo mejor. Y, si no, fíjese usted, amigo mío, el valor de la franquicia, gracias a la contratación de seleccionados mexicanos de un nivel de gran altura. Repase sus nombres. Y cuente a los otros seleccionados de diversos países que militan a las órdenes de Javier Aguirre, un exjugador de prestigio y un técnico –hay que subrayarlo– de mucha trayectoria internacional y con la imagen de haber dirigido a México en un Mundial. No, definitivamente no debe ir por ahí el desquite de los insatisfechos.
El golpe certero hay que darlo en lo que los especialistas califican como “falta de proyecto” del director técnico. O en lo que los buenos analistas definen como resultados insuficientes y contradictorios con la carrera del “Vasco” y con las expectativas de los aficionados de las rayas. Ahí sí, amigo mío, puede usted reclamar lo que guste simple y sencillamente porque alguien no desquita lo que gana y es descalificado por sus promesas incumplidas de su equipo en la cancha. O, ¿por qué?, por el desparpajo con que ve pasar el dolor de la afición a la hora de presentarse en las conferencias de prensa y hacer sus clásicas declaraciones que irritan a los más fieles a esta institución.
También puede usted buscar qué jugadores no dejan la piel en los compromisos más significativos en cada juego de 90 minutos y fuera de la cancha. Deles con todo a los responsables de no tomar en serio su papel de ídolos de tan nobles seguidores. Pero no por “maletas”. Qué va. Su problema es otro. Pero de que la saben hacer en su profesión, no cabe duda. Quizá también es parte de los niveles de competencia que ahora ha tomado el futbol en todo el mundo. Ya ve usted cómo le fue al América el sábado en la noche contra el modesto San Luis Potosí de nuestra liga. Estuvo abajo 0-3 en el marcador y se repuso con apuros, aunque perdió 2-3. ¿Y a quién cree que le llovió? A Santiago Baños y al técnico Santiago Solari, pero no al jefe mayor Emilio Azcárraga Jean.
También tome en cuenta que Pumas ganó sus dos primeros juegos en el actual torneo, y el sábado completó ya dos derrotas consecutivas, a pesar de creer que iban a comer “pichón” frente a los Xolos en Tijuana. No hay enemigo pequeño. Los rivales también cuentan. De modo que en nuestro caso los directivos Rayados, por ahora, deben estar a salvo.