Es evidente que dentro de una guerra hay muchos inocentes perjudicados, hoy hablaré de uno de ellos: Los deportistas.
El presidente Vladimir Putin tiene la idea clara de lo que quiere hacer dentro del territorio Ucraniano y ha definido que la presente “operación militar” es la opción correcta. Hay evidencia que sugiere que se ha estado preparando para sanciones desde hace años, los mismos años que muchos deportistas de su país se han dedicado a su entrenamiento para competir en sus respectivas disciplinas y poner el nombre de Rusia en alto.
De pequeños muchos de nosotros tuvimos el sueño de ser deportistas profesionales y tener una vida practicando el deporte que nuestros ídolos practicaban, haciendo las jugadas que ellos hacían, defendiendo la camiseta como ellos lo hacían, ir a un mundial y ganarlo era la gloria más grande. Quedar campeón y levantar la bandera de tu país es algo que nos pasó por la mente a muchos de nosotros. Pero ¿qué pasa cuando justamente ese país que soñaste representar decide ir a la guerra? Muchas guerras en el pasado son vistas como decisiones valientes y honorables como las disputadas para terminar una colonia, defender un país de una invasión y hay más ejemplos pero en el presente ninguna guerra va ser bien vista. Los tiempos cambian y ahora nadie quiere verse “manchado” por las guerras.
Los deportistas no tienen la culpa de la guerra, ellos como muchas otras víctimas, siguen trabajando y sin embargo también están siendo perjudicados por decisiones que no fueron hechas por ellos. Este punto también aplica a otros inocentes pero en el caso de los deportistas muchas veces el representar a tu país significa que has llegado lejos en tu carrera y es un honor hacerlo, sin embargo ahora el país que intentas representar te está cerrando las puertas. El Comité Olímpico Internacional llamó a cerrar las puertas a los atletas rusos, equipos rusos fueron suspendidos de competencias por la FIFA y UEFA, mismo caso en Rugy, Tenis, Vóleibol, Badmington, etc.
La carrera del deportista está llena de mucha competencia, caídas y fracasos pero también de superación, alegrías, desafíos. La guerra se acabará en algún punto y los deportistas volverán a hacer lo que mejor hacen ante los ojos del mundo, mientras tanto seguirán haciendo lo de siempre, entrenar en silencio que en el futuro sus logros hablarán por ellos.