Cuando ya te aventaste dos semanas del mejor fútbol que puede disfrutarse en América y Europa, viendo a las selecciones, de pronto debes despertar y volver a la realidad…
Para ver a un incomestible Bravos contra Atlas, con muchachos que no saben jugar muy bien, pero le echan ganas y tienen salud.
Obviamente el nivel es más alto. Las selecciones tienen a sus mejores elementos, algunos facturando en los mejores clubes del mundo y acá en el balompié doméstico, ya sabemos, juegan unos cuantos que saben, contra otros que corren bien recio.
En la Europa ya se merendaron a los anfitriones germanos luego de perdonarle a los españoles un penal del tamaño del estadio que no lo marcaron, porque había un alemán adelantado, pero ya sabemos de las elásticas y adaptables reglas del soccer, que se aplican depende de quién cometa la infracción y qué equipo es el afectado o beneficiado.
En la Copa AMéssica ya sabemos quién se la va a robar, perdón… a ganar. De hecho toda la parafernalia hecha alrededor de este evento es inútil. Sin embargo la gente quiere seguir creyendo que esto de verdad va en serio. Y no.
Entretanto, decíamos, el fútbol meshica sigue su marcha y arrancó ya la Liga con la interrogante de ver a quién le van a vender la Copa de diciembre. Si alguien la va a ganar jugando, o serán vendidas como ha ocurrido con los recientes bicampeonatos que se llevaron Atlas y Águilas.
Por lo pronto, la afición está esperando el informe de Jaime Lozano para explicar lo inexplicable: por qué los eliminaron en la Copa argentina, que se juega en EU.
Mientras esto ocurre, los promotores están haciendo llamadas para promover a su DT favorito y las televisoras, cada quién promueve a su cada cual para sustituir a Jaime El Bailador. Déjeme decirle que la cosa está tan, pero tan jodida, que el principal candidato es el Piojo Herrera. De ese pelo.
Los Tigres de la UANL con un nuevo comandante en el cuarto de máquinas, apenas pudo vencer 1-0 al Necaxa.
Lo mejor de todo fue que Paunovic le inyectó un nuevo ritmo diferente y mejor al que se le vio al Tigre en los tiempos de don Ferretti –donde la tenía que tocar hasta el aguador antes de llegar al otra área, si no, no valía– o con con Robert Dante, con cierta intensidad y tonos bajos, pero con menos consistencia.
Algunos intocables dejaron de serlo.
Samir no apareció; Gignac y Rafa se fueron temprano a bañar, haciendo caras y todo, pero aguantaron vara. El arquero payaso sigue castigado y el otro de la cofradía sagrada que mueve el agua al interior del equipo, Pizarrro, jugó un rato en lugar de Carioca al cierre del duelo.
Los Tigres se vieron con cierta intensidad y verticalidad y los uruguayos siguen siendo parte importante en el esquema, mientras los mexicanos se deciden a jugar y se dejan de cosas.
Oziel, Córdova, Hererra, aparte de Flores y Vigón, están muy comoditos haciendo como que juegan y dosificando talento y esfuerzo.
Aquino, les dice cómo hay que meter y sudar para seguir vigente. Estos muchachos sienten que, como ganan costales de plata, ya lograron su objetivo de ser famosos y tener un auto grande y mujeres, dinero e invitaciones… pero están lejos de ser futbolistas de primer nivel.
Flores es el que se puede salvar, si le hace caso a los que parten el queso dentro del grupo y deja a los flojos a un ladito.