Paciencia, una virtud que tiende a ser olvidada entre el acelerado ir y venir diario, todo queremos resolver rápido y obtener beneficios de cualquier cosa que hagamos casi de manera instantánea, sin sentir que perdemos tiempo esperando.
Y si bien es sumamente placentero obtener lo que queramos en un parpadeo, la realidad es que en muchas situaciones de la vida esto es imposible y terminamos sintiéndonos frustrados, ansiosos e irritables por decir lo menos.
En el campo de los corredores de maratón es exactamente igual, veo personas que van y vienen sumergidos en una desesperación por alcanzar cierto objetivo, sufren, se estresan, pierden las esperanzas y muchas veces terminan por abandonarlo, no solamente su objetivo, sino que se alejan por completo de este deporte.
El maratón es un maestro por excelencia en esta asignatura, y no duda en repetir la lección hasta que esta es aprendida, inicia desde el día uno, ese día que iniciamos a entrenar para poder llegar a correrlo.
Para nuestro primer maratón vamos en ceros, tal vez podamos creer que tenemos idea de qué nos espera a lo largo de las siguientes 20 semanas, pero la verdad es que no la tenemos, vamos a construir un cuerpo y una mente que sea capaz de soportar la dureza de los 42 kilómetros.
Eso toma tiempo, mucho más de lo que quisiéramos, incluso llegamos al día de esa primera prueba y se puede sentir que todavía nos falta mucho por aprender.
Así es, con el tiempo y con el pasar de los maratones poco a poco vas sintiéndote un poco más confiado, seguro de tus entrenamientos y tu forma para afrontarlos, empiezas a ser consiente de la importancia que ha tenido el que hayas sido paciente durante todo este proceso.
Tenía que ser de esta forma, aquí como en muchas áreas de la vida, no hay varita mágica ni atajos, ni ayudas externas, todo dependió de nosotros mismos, de esa virtud que a veces olvidamos, pero que es tan necesaria para poder lograr atravesar cualquier situación que nos aqueje.
En mi experiencia personal, la paciencia la he venido ejercitando como si fuera otro músculo desde que inicié a correr maratones, no siempre es fácil, a veces también se me quiere olvidar “usarla”, sobretodo cuando hablamos de una lesión de por medio.
Pero trato de centrarme en un día a la vez, dándole más importancia al proceso y aprendiendo día a día de esta recuperación, haciendo sí lo que está en mis manos, pero sin frustrarme por lo que no.
Después de todo, el tiempo siempre pasará, ninguna condición es eterna, excepto la muerte, pero mientras estemos aquí y ahora, todo es posible.