Todos los que le saben un poco a esto del futbol están de acuerdo que el trabajo de director técnico viene con fecha de caducidad.
La única anomalía a la regla sería, en todo caso, Ricardo “el tuca” Ferretti, quien supo encontrar a manera de volverse indispensable en Tigres y permaneció en el banquillo durante once años.
Fue del “bigotón”, los técnicos en México apenas duran un par de años pues las directivas, presionadas por los aficionados y la “prensa especializada”, no pueden soportar una seguidilla de derrotas y de inmediato comienzan a exigir a gritos la cabeza entrenador.
Esa es la realidad de nuestro balompié, tenemos un futbol miope que no ve más allá de una semana, por eso apenas un equipo logra hilvanar dos victorias al hilo, sobran los “chicharroneros” que lo proclaman aspirante al título.
Me resulta muy divertido que cada temporada, por alguna influencia cósmica, se cumple a cabalidad la llamada “maldición del uno”, donde el equipo que termina como líder de la tabla es eliminado en la primera llave de la liguilla.
Me divierte porque siempre, sin falta, los “chicharroneros” inundan los espacios proclamando campeón a estos equipos, apostando hasta a su madre de que ese once que en la temporada regular “rompió la liga” tiene asegurado el trofeo.
Todo lo anterior viene a colación por el reciente despido de estrategas como Pedro Caixinha, Santiago Solari y Javier Aguirre.
Es cierto, no hay forma de defender a estos tres, el futbol que jugaban era basura y el enojo de la tribuna era más que justificado.
Sin embargo, lo que más me llama la atención es la forma en la que los directivos de Rayados decidieron enfrentar la crisis: llamar a Víctor Manuel Vucetich, un técnico al que la afición le tiene cariño y respeto por lo mucho que hizo por el equipo hace nueve años.
Es obvio que la decisión busca más acallar los reclamos de la tribuna que devolverle al equipo una idea futbolística y conste que no estoy diciendo que “Vuce” sea un mal técnico, lo que creo que es debe de tener claro que el verdadero motivo por el que lo llamaron.
¿La presencia el Rey Midas será suficiente para darle la vuelta al equipo? Lo dudo.
No creo que de la noche a la mañana Funes Mori decida dar más de tres pasos sin caerse o afine su puntería frente a una portería sola.
Dudo mucho que la presencia del nuevo técnico convierta a Pizarro en un jugador efectivo, olvidando por qué se le conoce como “la gambeta menos peligrosa del futbol nacional”.
Es cierto, en el balompié azteca siempre que un equipo estrena técnico gana, lo que alimenta las suspicacias de las “camitas tendidas”; pero no olviden que mañana sábado “la raya” va contra un equipo que también está estrenando entrenador.
Si esta lógica prevalece, se siente un empate en el aire y esas son malas noticias para el “Rey Midas” quien verá cómo muy rápidamente comienzará a gastarse su crédito ante la tribuna del BBVA, que para como se comporta, más parece el público del Coliseo Romano, siempre hábido de sangre.
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