Después de un debut consistente jugando a un nivel superior sobre sus pares de la misma generación, Carlos Rodríguez parecía una estrella en ascenso con nivel para poder ser visoreado por equipos europeos.
En el Mundial de Clubes del 2019 brindó un partido llamativo y se esperaba la consolidación de un mediocampista con toques creativos que llamó la atención, incluso, de nuestro seleccionador nacional. El famoso “Tata” Martino lo identificó como un jugador maduro que parecía de 30 años.
Pasaron los meses y los resultados hablan por si solos. Don “Charly” sigue jugando al mismo nivel de antes, destellos, algunos toques fuera de lo común, pero sin mejorar más allá de lo que hemos visto.
Rodríguez no ha sido ajeno a las generaciones anteriores de promesas futboleras mexicanas; simplemente la expectativa superó la realidad y el jugador con las condiciones que tiene no ha logrado ir más allá, no ha podido descifrar los nuevos retos que le presentan los rivales que ya saben qué esperar de él.
¡Cuál será el mal que aqueja a las generaciones jóvenes de futbolistas que no logran dar el estirón pasados los 20’s? Tal vez los desarrolladores y técnicos conozcan más a fondo la combinación de alimentación, vida personal, desarrollo físico, tiempo de entrenamiento y, sobre todo, estudio del juego que tal vez estas promesas como “Charly” no logran descifrar.
Desde los campeones mundiales sub-17, los ganadores de Juegos Olímpicos en Londres 2012, entre otras promesas ocasionales, no hemos logrado descifrar el juego de las grandes potencias para desarrollar futbolistas. No en vano los mejores juegan en Europa, pero vale la pena mencionar, se desarrollan en Europa.
En México se ha avanzado en instalaciones y metodologías, pero al final se van a topar con la realidad de la competencia y mientras en Europa crecen enfrentando a los mejores, en México nos quedamos con enfrentar a equipos de Concacaf, lo cual te limita en desarrollar habilidades propias de enfrentar la adversidad por competir con los mejores; lo mínimo que podríamos hacer es regresar a competencias de Conmebol para crecer ante lo adverso de un futbol duro y un ambiente que hace crecer el carácter.
Estados Unidos parece entenderlo mejor y ahora prioriza traer estrellas a su Liga para tener “show”, pero simultáneamente facilita la salida de talento joven para desarrollarse en Europa y nutrir a su selección, un balance que parece ser adecuado para satisfacer ambos ejes.
Señor Rodríguez, no es el primer caso y probablemente no será el único. Visualizo dos caminos en su carrera futbolística: o vive del recuerdo de sus inicios y se mantiene en el mismo nivel, o comienza a madurar futbolísticamente y antes de pensar en Europa, domine, aunque sea momentáneamente, su Liga; genere algo diferente, diviértanos con pases diferentes, conduzca hábilmente dejando rivales por detrás y aparezca en momentos cumbre de los partidos.
Mensaje enviado para los jóvenes del Monterrey y tal vez para los no tan jóvenes, pero si eres canterano y tu carta no costó millones, es mas fácil que te den las gracias y alguien más tome tu lugar.
Pronto nos daremos cuenta si este cambio por Luis Romo funcionó o no. El Mundial de Clubes será un buen termómetro, tiempo al tiempo. Por lo pronto, creo que el cambio será bueno para ambos jugadores y sus clubes; la selección podría ver buenos frutos en unos meses.
¡Saludos DESDE EL SILLÓN!