Meditando en mi sillón, ese que inspira estas columnas, estaba aburrido y sin esperanzas, de tener algún partido atractivo que ver el fin de semana pasado, siendo fecha FIFA y teniendo un producto a la baja en la Selección Mexicana, entonces decidí conectar el aparato llamado televisión y casualmente comenzó a proyectarse el clásico regiomontano.
Pensaba que era una ilusión óptica, pero en efecto, alguien planeó un clásico antes del clásico, por supuesto, en Estados Unidos, donde los billetes verdes todavía valen lo que el mundo poco a poco ve como devaluación.
Usualmente estarían los jugadores que viven y bien, de estar en la banca, pero para mi sorpresa, el orgullo le ganó a la ambición financiera y los entrenadores buscaron prepararse a conciencia para dar un espectáculo digno de ser observado. Intensidad, patadas, goles y pasión que me hizo pensar que una semana después, con 3 puntos en disputa, pudiera disfrutar un espectáculo digno de un estadio que será mundialista.
Después de un clásico, que por cierto quedó calientito, se viene otro clásico, el de Liga, que vale para calificar, el que pega más en el orgullo y un juego que está por demás decir, ayuda a mentalizar a los de ilusiones debilitadas, que, en efecto, se puede pelear por un campeonato que hace unas jornadas parecía inalcanzable con el nivel actual de juego.
Me divertí el fin de semana, disfruté un clásico de mentiras, fue un placer culposo un sábado por la tarde en que la oferta sufrió ante la demanda, pero superó con creces las expectativas, nos dio carrilla para los amigos y nos dejó con la cosquillita de cuentas pendientes para ser saldadas en Guadalupe Nuevo León.
Un partido interesante que se nos viene mañana, para los que buscan curarse de malos augurios, escándalos mediáticos venidos de Sudamérica, bajón de nivel en el cuerpo y en la mente; mañana se espera un antes y después para este torneo, en que los mandones parecen ser otros, pero los gigantes dormidos siguen estando en Nuevo León.
Sin conocer a Demichelis a plenitud, puedo decir que Paunovic no está hecho para estos juegos, pero me baso en su corta historia con el equipo amado que los acaban de dejar tirados por el aguante de la “Boca”, pero de igual manera el “Micho” debe refrendar el porque lo trajeron y mejorar sus formas, esas que tanto le gustan al “Tato” para encaminar un barco de lujo que hasta ahora ha recorrido aguas turbulentas.
El clásico antes del clásico fue Rayado, este sábado parten como favoritos, pero creo que el pronóstico es de reserva, esperando que Tláloc respete el partido, las circunstancias dictarán mucho del destino de un partido que pudiera darle la mentalidad necesaria a un equipo albiazul que parece carecer de ella, mientras los de San Nicolás les sobra este elemento que, aun perdiendo el sábado, se sabe podrán levantarse recordando los últimos y recientes logros.
Nos hablamos el lunes, pero el clásico después del clásico se siente caliente y con sed de revancha y consolidación; a disfrutar y que gane el espectáculo.
¡Saludos desde el Sillón!