Mucho se ha dicho y escrito del paso del regiomontano Manolo Martínez por ruedos ibéricos en las dos temporadas en las que el torero regiomontano ya considerado como figura llegó a la península ibérica a refrendar su sitio de primera figura mexicana.
Manolo que había tomado la alternativa en 1965 de manos de Don Lorenzo Garza, de inmediato se posicionó como el torero mexicano más atractivo para los ruedos mexicanos, pues sus triunfos eran continuos y arrolladores, por tal motivo nuestro paisano fue visto por el entonces apoderado y empresario que “mandaba” en España y de manera inmediata contrató al diestro regiomontano.
Manolo Chopera empresario y apoderado reconocido en España firmó a Martínez por 25 corridas de toros por una muy buena cantidad de dinero, la campaña Martinista fue bautizada como la presentación en España del “El Mejicano de Oro” iniciando formalmente en la Plaza de Toros de Toledo en su presentación el regiomontano alternaría con Antonio Ordoñez y con Paco Camino en un cartel de postín para la época.
Nunca en la historia, un torero mexicano había llegado con bombo y platillo a España, precedido de una intensa campaña publicitaria, Manolo Martínez era anunciado por todos los medios ibéricos como la nueva sensación del toreo mexicano.
Entrevistas, publicaciones y mercadotecnia a granel crearon entre la afición y los medios taurinos, un ambiente de alta expectativa y por ende, se encendieron las alarmas y empezó el celo y la envidia entre la gente del toro en España, aunado a que periodistas taurinos comenzaron a darle al matador una imagen negativa, catalogándolo como ególatra y “creído de sí mismo” y como Manolo siempre fue entrón y de hablar fuerte y directo, cayó desafortunadamente en la trampa perjudicándolo en la difusión de sus actuaciones.
Manolo Martínez, había llegado a España con suficiente antelación, metiéndose al campo bravo toreando a puerta cerrada, concedió un sinnúmero de entrevistas y cuando alguien le acercó un micrófono y lo presentó como un torero deseoso de convertirse en figura, razón de su interés por torear en España, Martínez lo atajó con su estilo cortante de norteño para aclararle que “el que es figura en México ya lo es en cualquier parte del mundo”, ganándole fama de engreído restándole simpatías en los días previos al debut, Manolo fue siempre así, jamás quizo congraciarse con los medios de comunicación para agenciarse simpatías y elogios.
En su debut en Toledo, Manolo comenzó a rivalizar fuertemente con el sevillano Paco Camino (que en esa tarde cortó cuatro orejas resultando el triunfador de la corrida) no obstante Manolo cortó dos orejas en esa corrida de debut, causando un gran alboroto entre los aficionados al ejecutar un pase con la muleta de su creación “La Regiomontana” que malamente muchos le atribuyen a Eloy Cavazos.
Con “La Regiomontana”, “El Martinete” y con su toreo de arte y profundidad, Manolo fue hilvanado triunfos en durante esa, su primera temporada soportando la insistente prensa taurina española que seguía reventándolo con crónicas ofensivas e insultantes diciendo que, no era el torero que les habían vendido, simplemente lo catalogaron como un torero más.
Me viene a la mente un dicho muy conocido en el mundillo taurino que señala: “ Los toros en España son para los españoles” recordemos hace un par de años la campaña orquestada en contra del peruano Andrés Roca Rey a quién quisieron frenarlo promoviendo al sevillano Pablo Aguado.
Manolo, que había firmado 25 corridas en su primera temporada, al final toreó 48, triunfando en casi todas las Plazas, sufriendo lamentablemente cornadas muy graves como las ocurridas en las Plazas de Bilbao, Albacete y Cáceres.
La segunda temporada española de Martínez fue en el año de 1970 cuándo confirmó su alternativa en Madrid el 22 de mayo de ese año alternando con Santiago Martín “El Viti” quién fungió como su padrino y Sebastián Palomo “Linares” quién actuó como testigo. Esa tarde el regiomontano cortó una oreja a un toro de Baltasar Iban, siendo su última corrida en España en ese año, el 18 de de agosto alternando con “Miguelín” y Manolo Cortes.
Muchos han dicho que Manolo Martínez no triunfó en España, que no pudo con el toro español, siendo esto una vil mentira, el “Ultimo Mandón” de la Fiesta en México llegó como figura mexicana a España y siempre se mantuvo en ese sitio, provocando el celo y el hostigamiento de muchos.
Manolo regresó años mas tarde a torear con Paco Camino en sendos manos a mano en las Plazas de Sevilla y Marbella.
Y para quienes gustan de las estadísticas aquí las de Manolo en España; corridas toreadas 55, cortando 54 orejas y 6 rabos, dio 11 vueltas al ruedo y escuchó 3 avisos.
Manolo Martínez nunca necesitó “triunfar” en España para haber sido considerado el torero más importante de la última época en México y el “Ultimo mandón de la Fiesta” así de simple y sencillo.