El trabajo de Víctor Manuel Vucetich al frente de Rayados ha sido terapéutico. Un gol al minuto 90+2 les dio una dramática de victoria de 2-1 ante el Necaxa.
El diván de “Vuce” parece ir poco a paco sanando el estado emocional de un equipo que en los últimos torneos parecía carecer de espíritu en los momentos clave. Aunque aún falta trabajo por hacer.
Un tiro de esquina cobrado por Omar Govea encontró la cabeza de Germán Berterame, cuyo remate con fuerza venció la estirada del arquero Hugo González, quien alcanzó a tocarlo, pero no impidió que el esférico entrara.
Ahora el Monterrey buscará la próxima semana igualar la racha histórica de ocho victorias consecutivas, que consiguió en la temporada 1963-64, bajo el mando de Roberto Scarone.
No será fácil, porque el próximo rival será el León en el Nou Camp, de la capital zapatera.
Un desajuste en la estructura del equipo permitió a un Necaxa que parecía sin oxígeno, tomar aire, cuando al minuto 60 Vucetich envió a Maxi Meza por Luis Romo.
Con ese movimiento, los Rayados perdieron recuperación del balón en la media cancha, lo que aprovecharon los Rayos para crear peligro.
Aún sí, pocos segundos después de ese cambio, el Monterrey se había adelantado cuando un centro de Berterame encontró en el segundo poste a Rogelio Funes Mori, para que empujara el balón e hiciera el 1-0.
Como si se tratara de un trabajo terapéutico, a “Vuce” aún le falta por sanar la increíble cantidad de penales que ha fallado el equipo, porque en la primera parte Rodrigo Aguirre ejecutó afuera un penalti.
Ha fallado 12 penaltis de los últimos 18. El Necaxa empató 1-1 al 73´, también a través de un penal, por una mano de Víctor Guzmán.
El Monterrey retomó el balón y el control del juego cuando “Vuce” envió a Jordi Cortizo por “Ponchito” González, y a Govea en lugar de Aguirre, al 83´.
Aún había tiempo. Así que al 90+2 vino el providencial remate de Berterame que hizo estallar al BBVA.
Una victoria que permite soñar con igual el récord de ocho victorias consecutivas, pero que, sobre todo, es terapéutica, porque el Monterrey crece en su fortaleza mental, un aspecto fundamental para un equipo que aspira a ser campeón.