Los que tenían la urgencia arriesgaron, calculadores, pero lo hicieron y les funcionó. Necesitaban ganar de visita y lo hicieron, mientras que los locales especularon, apostaron a aguantar marcadores y pagaron caro el ser timoratos.
Los que no tenían nada que perder se la jugaron y les funcionó, los que se sintieron ganadores perdieron, hasta la chamba en el caso de los técnicos.
Así pues, Tigres y Chivas dejaron tendidos a sus rivales en su patio, con la vergüenza de caer en series donde tenían la ventaja y todo por no arriesgarse a ganar.
Tigres se la aplicó a Rayados porque Siboldi hizo los cambios a 20 minutos del final en un partido donde la pelota circulaba en medio campo y Vucetich apostó a resistir y aprovechar el desmother defensivo de los felinos cuando sacaron defensores para que sus atacantes hicieran de todo. Le metieron garra en 20 minutos, sin ser vistosos y llegando sólo en dos ocasiones pero con eso bastó. La Raya buscó reaccionar pero anímicamente su rival traía la onza.
En el Azteca pasó lo mismo, unas Chivas hambrientas que sabían no tener mañana, era el hoy lo que les preocupaba y desplumaron contundentemente a las Águilas favoritas que nada pudieron hacer porque cuando quisieron ya era tarde. Chivas no es San Luis, con todo respeto, y quisieron hacer lo mismo que en la semifinal donde llegaron con mayor ventaja.
No, una liguilla no se juega sin arriesgar y menos si es un clásico (aplica para ambos perdedores).
Pareciera que no lo entendieron estos dos equipos que pensaron que lo logrado en una campaña y en un juego de vuelta les bastaría. No arriesgaron a terminar la obra de 180 minutos y sus rivales, Tigres y Chivas, en cada caso, arriesgaron, así haya sido por minutos, pero lo hicieron y el resultado ya es bien sabido.
En una final no hay favoritos, sólo la localía pudiera dar algo de ventaja. Es una final y ambos se la ganaron. Nadie les regaló nada y arriesgar los tiene ahí.
Todo lo hecho o deshecho atrás queda. En 180 minutos se definirá al nuevo campeón. Y deberán seguir arriesgando para alzar la Copa.
Último tirón de ida y vuelta en donde si no dejas todo entonces para que estás.