Si hay un proyecto de tenis femenil que goza de buena salud, mucho futuro y causa envidia de la buena es el de República Checa.
Esta semana se jugó el Abierto de Praga, un torneo de categoría WTA 250 y que fue ganado Marie Bouzkova, pero el dato más interesante es que contó en el cuadro con ocho jugadoras checas… ¡menores de 18 años!
Es decir que tienen al menos ocho opciones para darle continuidad a los logros que han conseguido jugadoras como Petra Kvitova y Barbora Krejcikova, entre muchas otras.
La República Checa es conocida por ser un país que siempre es protagonista dentro de la WTA pese a ser un país pequeño con una poblacion de 10.7 millones de habitantes, pero que ha producido a siete de las 100 mejores jugadoras del mundo.
Y no sólo eso, pues además cuenta con dos ganadoras de torneos de Grand Slam, Kvitova y Krejcikova, una ex número uno del mundo, Karolina Pliskova, además de muchas leyendas como Martina Navratoliva, Hana Madlikova y Jana Novotna.
Y como las casualidades no existen, el éxito de este país centroeuropeo no se reduce al surgimiento esporádico de unas cuantas estrellas coincidentes en el tiempo.
Todo responde a un proyecto estatal a largo plazo, que busca desde hace años el empoderamiento femenino a través del tenis, aprovechando éxitos pasados para atraer a jóvenes a la práctica de este deporte, que tiene una constante renovación por parte de jóvenes promesas como las que vimos esta semana.
Kvitova y Pliskova son las cabezas más visibles de un proyecto en el que tuvieron sus momentos de gloria Lucie Safarova o Barbora Strycova, y que ha encontrado jóvenes talentos como Katerina Siniakova, actual número uno del mundo en dobles.
En la escuela checa de tenis veloz, golpes planos y juego incisivo, auspiciado por las muchas canchas cubiertas que pueblan todo el país y un trabajo coordinado entre todos los involucrados, las mujeres han sabido construir una identidad y salir de su zona de confort, adaptando su tenis para reinar en todo contexto.
No hay que olvidar los nombres de Linda Noskova, Lucie Havlockova, Dominika Salkova, Linda Fruhvirtova, todas de apenas 17 años, y su hermana Brenda, de 16, que ya están inclursionando en el profesionalismo, pero que tras de ellas tienen un camino ya recorrido en los circuitos tanto juveniles como de la ITF, que son donde se forjan las figuras del futuro.
Acá en nuestro México, hace dos semanas Lya Fernández nos dio una grata sorpresa y fue un rayo de esperanza para el tenis tricolor al conseguir su primer título profesional justamente un día antes de cumplir 15 años de edad.
Después de picar piedra y tocar muchas puertas, Lya ahora entrena en el Cancún Tennis Complex al lado del entrenador colombiano Jaime Cortés y este proyecto puede ser la punta de lanza para que cada vez más niñas den el paso hacia la élite.