México vs. Estados Unidos. Minuto 47. En su propia cancha, por el lado derecho, McKennie recibe el balón con libertad y ya ha visto hacia donde la pasará. Los aficionados en la tribuna y quienes vemos el partido en casa, sabemos con años de anticipación que va a filtrar el balón para Tim Weah, que ya empezó a correr, un poco adelante de la media cancha.
La jugada está cantadísima. Con el balón controlado, el jugador estadounidense se sube a la motocicleta por la banda y no hay quien lo alcance. Víctor Guzmán solo alcanza a verle el número de la espalda. Por el centro, Pulisic ya le ganó por un metro la carrera de acompañamiento a César Montes, que ya sabe a dónde irá la pelota, igual que Jorge Sánchez, que se esfuerza al máximo por alcanzar al gringo.
Pero el esfuerzo es inútil: Weah sirve suave y raso, con toda la ventaja, y Pulisic llega a la cita para empujarla a la carrera, y anotar su segundo gol de la noche.
Para entonces el Tri ya es un desastre. En este juego de semifinales de la Nation Leagues 2023, en el Allegiant Estadium, de Las Vegas, tienen que soportar otro humillante gol, para dejar el marcador adverso 3-0.
Esa escapada de Weah, que rebasó como si trotara a una defensa porosa, será recordado como el momento en el que se trizó el emergente proyecto del argentino Diego Cocca, que tomó el relevo del combinado nacional, luego de la gestión de Gerardo Martino, que en Qatar no pudo hacer que el equipo pasara a la segunda ronda o que, si quiera, jugara un cuarto partido.
Al margen de las fobias que pueda concitar Cocca, por no conseguir que el equipo exhiba una idea de juego, hay que reconocer que todo su cuadro fue una decepción terrible. Hubo un planteamiento parecido al de todos, que se basa en la salida desde abajo, y el movimiento de las líneas en bloque. Pero el juego pasa por los futbolistas y no se pudo hacer mucho viendo en el ataque a Uriel Antuna, que hace más futbolito que futbol, como decía con desdén Claudio Lostanau, sobre los jugadores vistosos sin resultados.
Pero no hay más qué reseñar: Montes olvidó que es un profesional, Jorge Sánchez jugó al nivel mediano que tenía en el América. Desentonaron, por falta de compromiso, Pineda, Martín, Chávez, Gallardo, Álvarez. No es suficiente la voluntad. No se conectaron, no produjeron nada, no recuerdo un solo disparo a puerta, algún movimiento que inquietara la meta de los de las barras y las estrellas.
Faltan aún tres años y medio para el Mundial del 2026 que se jugará en México, Estados Unidos y Canadá. Los tres países, en automático ya están invitados a la fiesta, así que no deberán esforzarse nada para la eliminatoria acostumbrada, para conseguir un boleto. ¿Será por eso que Cocca no siente apuro? Siento algo de escalofrío tan solo de pensar que el combinado azteca presentará a su alineación más débil, su ataque más chato, la defensa más agujerada, la media cancha más perezosa en el mundial en el que será anfitrión. Es muy probable que los aficionados tengamos que deglutir, como una sopa de ricina, juegos moleros, de calidad ínfima, para que la Federación Mexicana de Futbol se capitalice, pues no se estará arriesgando nada.
Ya no hablamos de un solo problema crónico del Tri, si no un cúmulo de achaques, que empiezan por la falta de conexión entre las líneas y una nula idea para llegar al área rival con balón controlado y culminar las jugadas con disparo a puerta. También hay que ver que el material es escaso, el reclutamiento debe ser arduo porque no se ve por donde se puede armar un once sólido, que pueda afrontar con decoro retos importantes, como es una cita mundialista. A menos que surja una generación soñada, de esas que milagrosamente crecen conjuntada desde las fuerzas inferiores, no se vislumbra ese núcleo de líderes que pueda conducir la pelota del punto A al B, para avanzar con un propósito previamente definido.
Los aficionados deben acostumbrarse, desde ahora, a seguir a un equipo verde flaco, que no batallará para inscribirse en la cita internacional de cada cuatro años y que, por lo mismo, no enfrentará mayores desafíos que lo hagan superar sus evidentes carencias de talento.