Se va el 2023, otro año más ha quedado atrás, en el mundo futbolero hemos tenido partidos para la infamia y juegos que emocionan hasta los huesos.
Se viene el último del año, el partido final, con dos equipos que son los mas grandes actualmente, nos guste o no, los resultados hablan y tanto América como Tigres han cocinado dos planteles que tienen calidad, cantidad y buen futbol, dejaron ir entrenadores que no los llevarían a ningún lado y ahora tienen estrategas que saben lo que quieren y cómo lograrlo.
Lo de Siboldi es magnífico, de bombero a campeón y ahora en segunda final consecutiva, mientras otros llamaban viejo a este equipo, él supo administrar y equilibrar la energía de un plantel que sabe lo que tiene a estas alturas y lo saca cuando realmente lo requiere, no antes, no después, sino pregúntenle a la juventud chiva que por más que corrió, le dieron la vuelta en minutos en su casa y con su gente.
Jardine empezó su aventura en San Luis, ahora en el más grande ha demostrado pese a las críticas iniciales que sabe como lidiar con un plante basto y de estrellas, con humildad y trabajo, inteligencia y sobre todo esa cara de bonachón, está en corto tiempo en una final peleando la 14.
El round 1 fue tranquilo, sin despeinarse más de lo necesario, la ventaja es para un Tigres que sabe que lo dará todo en los minutos finales en el Azteca, mientras América deberá matar lo antes posible sin dejar que su rival despierte de un golpe bien asestado.
El primero que logre mantener en la lona a su rival ganará, cualquiera de ambos puede responder a un gol, se necesita rematar al rival, ser certeros y no fallar ante el arco rival, pues son humanos y la diferencia será la capacidad mental para hacer goles sin ponerse nervioso.
De Henry y Quiñones a Gignac y compañía no hay gran diferencia, excepto por la materia gris en la cabeza de cada jugador que en el caso felino tiene un desarrollo ante la adversidad, mientras que las Águilas tienen el hambre de ser campeones de nuevo.
El partido será la perpetuidad de un grande en ciernes versus el hambre de un equipo que desea poner todo en su lugar, se habla de un nuevo clásico, se pone la lupa en la grandeza, se dedican horas en debatir sobre lo ya obvio, al final solo quedan 90 minutos en un campo mítico, porque son equipos que lo merecen y un árbitro que, si hace bien su trabajo, le dará lustro a un partido que nos dará el cierre del año y de una especulación que lleva tiempo en la mente futbolera, la grandeza.
Difícil dar un pronóstico, sencillo será disfrutar el partido, la tensión será grande, la impaciencia, los goles seguramente habrá, pero sobre todo tendremos algo especial, un campeón merecido, un equipo que celebre y una afición que no dormirá festejando, burlándose y sobre todo, contando estrellas.
Son 90 minutos más y estamos a punto de bajar la cortina para un 2024 que parece mediocre, con una liga estancada y con la mira en los dólares de los americanos, de cara al 2026 el panorama está triste… pero hoy somos mortales que festejaremos lo que tenemos, una final con tintes de clásico. La última y nos vamos… a cenar. ¡Saludos desde el sillón!