Este mes el Olimpismo tendrá un nuevo dirigente. Éste saldrá de un grupo de siete candidatos que serán votados por los 109 miembros del Comité Olímpico Internacional en la Sesión 144, que se efectuará en Olimpia, Grecia, del 18 al 21 de marzo.
Hay un príncipe árabe, cuatro presidentes de federaciones deportivas internacionales, una representante de atletas y un hijo de expresidente del COI, son los candidatos, quienes desde el 16 de septiembre han estado en campaña.
La presencia de un miembro de la realeza árabe casi en automático nos traslada al dinero. El caso de los federativos nos lleva al trabajo arduo por posicionar un deporte en el gusto de los aficionados. La mujer invoca a la inclusión y el candidato cuyo papá fue el mandamás del Olimpismo, no suena tan claro.
Participan en la contienda Su Alteza Real Feisal Bin al-Hussein, de Jordania; los presidentes mundiales de deporte: el francés David Lappartient, del ciclismo; el británico Johan Eliasch, del esquí; el británico Lord Sebastian Coe, del atletismo, y el japonés Morinari Watanabe, de la gimnasia.
Los otros dos candidatos son Kirsty Coventry, de Zimbabue, Presidenta de la Comisión de Atletas del mismo COI, y el español Juan Antonio Samaranch, hijo del dirigente del mismo nombre, ya fallecido. Uno de ellos sustituirá al alemán Thomas Bach, quien preside el COI desde 2013.
El periodo para el que se elegirá presidente es de ocho años, con la limitante del tope de edad de 70 años. Y aquí es donde varios de ellos prácticamente están contra las cuerdas, porque quien quede y cumpla esa mayoría antes de los ocho años, tendrá que despedirse de la presidencia.
A finales de enero cada candidato se reunió en Lausana, Suiza, con el Comité Ejecutivo del COI para presentar sus plataformas, todas de primer orden, aunque muy similares la mayoría al pertenecer todos a la élite mundial del deporte.
Las propuestas van en el orden de la inclusión, género, empoderamiento de los atletas, mejores incentivos a los atletas, antidopaje, universalidad de los deportes, sede olímpica, financiación, cambio climático, paz mundial, sostenibilidad y transformación digital, entre otras líneas.
El Príncipe Al-Hussein, es miembro del COI desde el 2010 y ligado al soccer, voleibol, lucha y automovilismo, pide que se valore a los atletas olímpicos por ser ellos el centro de todo, además de proteger su bienestar durante sus carreras y fuera de ellas, algo que ha sugerido el COI desde los 80s.
El francés Lappartient ha sido empleado de la reconocida empresa organizadora de eventos, Amaury Sport Association, dueña del Tour de Francia, y de la que saltó para dirigir la Unión Ciclista Internacional.
Él plantea como los Juegos Olímpicos pudieran ser más rentables para que sean atractivos a diversas ciudades anfitrionas. Cree que en el futuro las ciudades anfitrionas tendrán dificultades para organizarlos ante altas temperaturas, por lo que fomentaría el deporte sostenible y haría de la sostenibilidad el núcleo de la organización.
Eliasch, presidente del esquí, coincide con Lappartient en la defensa del clima y del medio ambiente. Pone a los JJ.OO. de París 2024 como ejemplo de sostenibilidad, pero subraya que los Juegos deben encontrar mejores estrategias de minimizar residuos y la huella de carbono.
Para estar acorde con la época que vive el mundo actual, también propone el uso de herramientas de inteligencia artificial para modernizar el entrenamiento, el arbitraje y la operación deportiva.
El bicampeón olímpico de 1,500 m y Presidente del Comité Organizador de Londres 2012, Sebastian Coe, promueve su plataforma STAGE, que significa primero el deporte, generación del mañana, atletas en el corazón, crecimiento y empoderamiento, lo que da prioridad al bienestar físico, mental y financiero del atleta; que este sea más un socio del negocio y no solo participante.
Crítico severo del dopaje y el transgénero, promete medidas antidopaje mejoradas y velar por la rama femenina.
El japonés Watanabe busca apoyar a los comités olímpicos de países en desarrollo, creando un sistema en el que las naciones potencia apoyen de forma activa a países carentes de recursos.
Innovaría los JJ.OO., organizándolos en los cinco continentes: una ciudad por cada uno con 10 deportes en cada una, además de transmitirlos de forma continua todo el día. Con ello, ha asegurado este empresario japonés, se compartiría el costo de organización de los Juegos y se ampliaría la posibilidad de ser anfitriona a más ciudades.
Watanabe vas más allá y propone reestructurar el COI, creando una cámara y un senado; la primera con todos los países miembro y organismos deportivos, y el otro, que tendría la capacidad de decisión, con hasta 120 miembros del COI.
Además, llevaría el periodo del presidente a tres mandatos de cuatro años, en lugar del vigente de ocho y cuatro.
La africana Coventry, multimedallista olímpica de natación, está en el mismo tono que su contrincante Eliasch al proponer el desarrollo digital en pro del deporte, pero acercándolo a los aficionados. Además, empoderaría a estos con la inteligencia artificial, diseñando experiencias inmersivas para conectar más y mejor con los jóvenes.
El español Samaranch parece seguir la huella de su padre: comercializar el deporte en toda su extensión. Él sostiene que, como negocio que es, el deporte requiere un crecimiento constante, apegándose a nuevas tecnologías para generar más ingresos y con ello mejorar la distribución de recursos en la Familia Olímpica.
De lo poco diferente que el español presenta es la idea de flexibilizar las reglas de difusión para que el atleta pueda publicar su competencia olímpica en las redes sociales y se potencie como “influencer” mundial.
Samaranch padre dio pie a la participación parcial de atletas profesionales en el Olimpismo y detonó la paulatina desaparición del amateurismo.
Mi voto, aunque el COI ni me haga en el mundo, será para Coe, que a pesar de que su edad (68) le pone un límite, goza de gran prestigio en todos los ámbitos y el solo hecho de haber dirigido unos Juegos Olímpicos lo colocan como el candidato más viable para llevar el Olimpismo del futuro.
