De pronto te topas con detalles inexplicables, incomprensibles para quienes vemos el futbol sin el apasionamiento de traer una camiseta puesta.
Hoy, el Puebla de Nico Larcamón –a quienes muchos ya han candidateado como su gallo para entrar al relevo de Martino en el Tri— lidera la tabla. Algo que probablemente no se veía desde que La Franja era un trabuco serio con el Mango Orozco, Edgardo Fuentes, Poblete, Aravena, Paul Moreno y Ruiz Esparza, entre otros notables, y con Manolo Lapuente en la dirección.
Y uno de esos detalles raros se vio en el partido entre el Necaxa y la Maquina celeste, que habría recibido una finta de Juan Máximo Reynoso para dejar el timón, y siempre no, el sábado por la noche ahí estaba dirigiendo.
Lo inexplicable viene cuado ves una nómina y la comparas con la otra.
Cuando ves un mediocampo integrado por Erick Lira y Rafa Baca en la contención, luego una línea de tres volantes que eran el de San Nicolás de los Garza, Carlos Alberto Rodríguez por el centro, con Nacho Rivero y Ariel Antuna por el ala izquierda con Angulo al frente.
Luego volteas a ver el mediocampo de los Rayos y te encuentras que los Fernandos Madrigal y González, así como Dieter Villalpando son tres chavos que no han podido hacer huesos viejos en ningún lado. El Oso González fue firmado por América en ese tipo de contrataciones que nadie jamás se explica –como aquella de Nico Ramírez, el hermano de Ramón, o la del Hobbit—y de inmediato lo pasaron al León y de ahí a Necaxa; Madrigal mostró buenas cosas en Querétaro, pero no tanto, no con suficientes argumentos como para jugar en América y pronto lo echaron; y Dieter ya estuvo en Pachuca, en Chivas, becado en Tigres en no sé dónde más, ya pasaron los años y ya no dio.
Estos tres muchachos han tenido oportunidades y ganas les sobran, lo que les falta es talento. Y bueno, nunca esperamos que todo mundo sea talentoso, pero en cada equipo deber haber varios, mínimo dos o tres, y aquí no los vemos.
El más talentoso que tenían, Alejandro Zendejas, se lo vendieron al América en 3 MDD. Ahorita tienen un punta izquierda llamado Heriberto Jurado (foto), que esa noche ante Cruz Azul, en dos pinceladas mostró su calidad y exquisita técnica. En ese mismo Necaxa juega Bryan García, el otro hijo de Guamerú, que no dio el tono como extremo, ni como volante y ya lo pusieron como lateral.
Si a este modesto mediocampo de los Rayos le sumas el tronco de Maxi Salas, un tipo huevón que lleva ya varios torneos haciendo como que juega futbol en México con un sueldo de casi 10 MDP anuales… te resulta increíble que hayan podido ganarle a Cruz Azul como lo hicieron.
Te vas de espaldas cuando te enteras que el jugador mejor pagado de ese quipo el torneo pasado (ahora está, ooootra vez, en Querétaro) era Ángel Sepúlveda, un chavo que lleva más de 10 años intentando ser un atacante destacado.
Ángel ganaba 12 MDP anuales, es decir un millón de pesos al mes… lo que sí no estamos seguros es que todo ese dinero llegó íntegro a la cuenta del jugador.
En ese equipo hay varios más de ese tipo, que no rinden, pero traen cada torneo cuatro o cinco jugadores nuevos, aunque sean reciclables. De ahí lo extraño que es el fútbol mexicano, donde no todos son equipos rentables, sino más bien algunos son usados como lavanderías.
No digo que Necaxa lo haga, solo que su manejo administrativo sigue siendo muy extraño… muy extraño.