¿Cómo no te voy a querer?
De entrada y sin buscarle tres pies al gato porque todos sabemos que tiene ocho: Felicidades a las Rayados por su quinta Conchachampions.
La verdad da gusto ver que esta afición tan fiel tiene por fin una gota de alegría en todo este océano de penurias en el que se ha visto inmerso en los meses recientes.
Gran fiesta, gran estadio, grandes emociones y gran alegría por haber conseguido el objetivo: ganar la Copa…. ora sí que haiga sido como haiga sido, como dijo un presidente mexicano de triste recuerdo.
¿Qué importa que en el gol de la victoria Funes Mori estaba un pasito fuera de lugar?
¿A quién le interesa que en la última jugada del encuentro no hubo una, sino dos dos (y si me apuran) hasta tres manos en el área que fácil pudieron haber sido marcados como penal a favor de las Aguilas?
¿Realmente es trascendente que Aguirre y su Rayados campeones se encerraron con todo y botarga durante los 82 minutos que le siguieron al único gol del partido?
¿Alguien se acuerda que de no haber sido por la pifia de Cáceres, con ese rebanón infame, Rayados hubiera sufrido las de Caín para meter otro gol? Prueba de ello es que Janssen no pudo anotar ni con la portería totalmente libre.
Para ser Campeón también se necesita suerte y la noche de anoche Rayados la tuvo y de sobra.
Así que olvidemos todo lo pasado y concentrémonos en lo importante: Monterrey va a ir por quinta ocasión al Mundial de Clubes.
Es más, como decía Mejía Barón: si quieren espectáculo váyanse al circo ya que si las victorias se determinaran por las buenas ejecuciones de un equipo, estaríamos hablando de patinaje artístico y no de futbol.
Rayados es campeón y eso es lo que importa. La Liga, el funcionamiento y la crisis de gol son broncas que ya se verán mañana.
Y para todos aquellos amigos Aguilas que están reclamando que les robaron el partido va una pregunta: ¿verdad que sí se siente re gacho?