Garra, pefil de tigre.
Son conceptos que desde hace años se incrustaron en el lenguaje, en la cultura, en la identidad de la institución de los Tigres.
Conceptos que atrajeron a un sector de la afición que se identificó con esa manera de vivir el futbol.
La semántica, el significado de las palabras, es finalmente el resultado de todo un proceso cultural, si podemos llamarlos así, en una sociedad, en una institución u organización, incluso en una familia. Es decir nombrar de alguna manera ciertos valores o costumbres.
De esa forma, la garra y el perfil tigre son el reflejo de todo un proceso que tardó años en consolidarse como parte de la institución.
Un proceso que lo mismo se enriqueció de los valores y características de un sector de la sociedad regiomontana, así como de las mismas circunstancias que enfrentó el equipo durante su crecimiento.
Que se enriqueció de las decisiones y personalidad de sus protagonistas, desde directivos, directores técnicos, jugadores, aficionados y periodistas.
La década dorada, que ahora se ha extendido con un título de Liga más, ahora bajo el mando de Robert Dante Siboldi, ha incorporado otros conceptos al lenguaje tigre: el oficio y la agonística (la lucha, la competitividad), el espíritu ganador.
André-Pierre Gignac, Nahuel Guzmán, Guido Pizarro, Javier Aquino, podríamos decir que han sido los agentes principales en este proceso.
Decir que estos conceptos están ya en el ADN de la institución es aventurado, podría decirse que esta etapa será clave para que se logre.
Transmitirlo a las nuevas generaciones de jugadores y, en general, a todos los empleados de la institución, incluso a la afición, será fundamental para estos seis títulos de Liga, más las finales de Copa Libertadores y Mundial de Clubes, no sólo sean un grandioso recuerdo, sino como parte de un ADN.