Durante semanas he leído y escuchado todo tipo de comentarios y descalificaciones al sistema de competencia de nuestra malquerida Liga MX, donde se condena la existencia de un repechaje que permite casi a cualquiera tener una posibilidad de tener un asiento en la mesa de la liguilla.
El principal reclamo se refiere a lo injusto que significa que un equipo como Santos Laguna, que tuvo una infame campaña, tenga la posibilidad de pasar a la liguilla al enfrentar y vencer a un Pachuca a quien sorprendió en un partido de matar y morir.
Hoy que los resultados de los juegos de ida de los cuartos de final son del dominio público, hay elementos para decir que independientemente de lo injusto que puede ser que el lugar 13 se enfrente al uno, al final la calidad se impone.
Rayados no derrotó a Santos en Torreón nada más porque no quiso. Los de Vucetich se guardaron ante unos guerreros chatos, sin jugadores con la capacidad de vencer el arco enemigo con lo que demostraron que lo que pasó en Pachuca fue suerte, un verdadero chiripazo.
San Luis, que tantos elogios recibió antes del partido, demostró por qué quedó en el lugar 12 de la tabla y, más importante, por qué el América fue el número dos. La forma en la que fueron avasallados no dejó lugar a dudas en las enormes diferencias entre ambos planteles.
De hecho, para mi gusto, quien más posibilidades tienen que levantar la Copa en una semanas son, precisamente, los de Coapa.
Lo de Tigres y Toluca no es ilógico. Los felinos tienen mejor (muchísimo mejor) plantel y con el resultado de la ida pareciera que sólo era cuestión de decidirse a jugar bien para, de nuevo, ser considerados candidatos al título.
¿Por que este tipo de equipos un día juega mal y al otro excelso? Respuestas hay muchas, escojan la que ustedes quieran.
Lo de Atlas y Chivas sólo lo puedo explicar diciendo que, en el caso del rebaño, hay quienes nacieron con el “nacidos para perder” tatuado.
Hoy que la liguilla está en marcha, disfrutemos de la ruleta rusa que es la repesca y la fase final del torneo sabiendo que, como siempre sucede, la calidad se impone a menos de que la tragedia decida asomarse.
Al final de eso se trata el futbol… de divertirse.
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