No hay que ser muy conocedor del futbol para concluir que México estaba (casi) eliminado en la primera ronda del Mundial de Qatar 2022 desde el día que se realizó el sorteo, y supimos que nos íbamos a eliminar contra Polonia y Argentina.
Ese primero de abril del presente año enterramos el 99 por ciento de las posibilidades de llegar a octavos de final, y de disputar el tan ansiado maldito quinto partido. Y desde ese mismo día lo que esperaríamos en Qatar era un verdadero milagro.
El Grupo C de México, Polonia, Argentina y Arabia Saudita era el que menos convenía al Tricolor, sobre todo porque los europeos alinearían al Balón de Oro, Robert Lewandowski, mientras que los sudamericanos están en la élite del balompié mundial y casi siempre llegan entre los favoritos.
Los rivales de los aztecas me recordaron al Mundial de 1978 precisamente jugado en Argentina, donde los pronósticos optimistas eran: “Sacaremos un empate a Polonia, perderemos con Alemania y le ganaremos a Túnez”.
La historia de ese campeonato terminó con tres derrotas y los jugadores regresaron a suelo azteca siendo bautizados como “los ratones verdes” en su primera versión. Y 44 años después parece que vimos la segunda parte.
Pero insisto en el día del sorteo. En abril las aspiraciones de superar el turno en Qatar eran menos que mínimas, con una selección de jugadores de nuevo bajo la sospecha que son recomendados, o por las televisoras, o por las marcas comerciales que patrocinan a la Federación Mexicana de Futbol.
Volvió repetirse el círculo vicioso cuando, al no superar los octavos de final, cada cuatro años el técnico en turno es el culpable y se escribe y se escuchan frustrantes los: “¡Fuera Mejía Barón!”, “¡fuera Lavople!”, “!fuera Menotti!”, “!fuera Aguirre!, !fuera Piojo! y ¡fuera Martino!”.
Que si México jugó con madre ante Arabia Saudita, la pregunta dudosa para millones fue: ¿por qué Martino no hizo ese planteamiento ofensivo contra su Argentina? Que se vendió.
Creo entender algo sobre futbol, y mi repuesta es que si el equipo tricolor se presenta ofensivo ante la albiceleste, en contragolpes nos hubieran metido cinco goles. Ya en un amistoso, y sin Lionel Messi, nos habían atascado un 4-0.
Entiendan amigos ‘entrenadores de sillón’: Arabia no es Argentina. Y todavía así México cayó 2-1 y estuvo a punto de calificar a la siguiente ronda y eliminar a los polacos.
Pero hay otros equipos peores que ya se regresaron sus casas con menos puntos que los cuatro que hizo México. Y son nuestro consuelo: como la poderosa Alemania, la sorpresiva Bélgica, la aguerrida Uruguay; Gales, Dinamarca, Ghana y Ecuador que brindaron buenos encuentros, no solo uno como los aztecas.
Cierro con una pregunta que les hago, sin ofender, a los que insisten en que Martino fue sobornado: ¿entonces también los japoneses compraron a los españoles, les ganaron y así quedó fuera Alemania?
¡Por favor! Y no trato de decir que dentro de la FIFA hay pureza y santificación.
Ni modo. Nos veremos hasta el Mundial de 2026 en Norteamérica. Y esperemos pronto saber a qué técnico le mentaremos la madre y lo culparemos de todas nuestras desgracias futboleras.