En los últimos años, el futbol femenil ha venido tomando un mayor auge dentro de la afición y medios de comunicación al ser televisados y apoyados por la misma gente que acude a ver a sus similares varoniles cada 15 días en casa.
Sin embargo, entre las directivas esto no es así, ya que los sueldos, como las condiciones para desarrollar este deporte son muy diferentes.
Y todo ello lo retomo a raíz de las declaraciones de la jugadora de Chivas, Alicia Cervantes, quien fue tajante al revelar que cuando militaba en el Atlas del Guadalajara ganaba mil 500 pesos que apenas y le alcanzaba, además de detallar que no tenían casa club y tampoco canchas, ya que entrenaban en unas prestadas.
Esta es la problemática a la que se enfrentan día a día las futbolistas y se da en todos los equipos, como en el caso del cuadro femenil de FC Juárez que disputan sus cotejos en un estadio que, cabe resaltar, no es propio ni digno para una liga profesional.
En el caso del Club Puebla Femenil tampoco se cuenta con casa club (misma situación que con la varonil), por ello han entrenado en diferentes canchas de la Angelópolis como en Los Olivos, el Club Alpha 3, entre otras.
Pero no sólo los sueldos son el problema: también los uniformes que, en la mayoría de los casos, han sido de las campañas pasadas o de los que salen a la venta versión afición (aunque últimamente ya tienen sus propios diseños hechos para dama); así como los viajes que realizan en camión en el 90 por ciento de sus cotejos.
Y es que siendo honestos, hay dirigencias que sí le apuestan al proyecto de sus jugadoras y les pagan avión, a diferencia de otros que las hacen llegar por carretera.
Me parece que a las féminas deberían comenzar a pagarles mucho mejor, en la mayoría de las veces hacen mejores torneos, partidos y campañas que sus homólogos varoniles quienes juegan más por dinero que por los colores o por una oportunidad en otro club, muy distinto a ellas.
Por lo pronto en lo que las directivas de los clubes y la FMF le dan la importancia a su manera, nosotros hagamos lo propio comprando sus playeras, portando en ellas los dorsales de las jugadoras, investigando más sobre sus trayectorias y yendo a los estadios o viéndolas por televisión.
¡Arriba el pambol femenil!
Nos leemos la siguiente.
Cuídense todos.