He vuelto a ver la serie de los Súper Campeones que a través de la historia de Oliver Atom nos trasladó hace décadas a ese mundo de ilusiones que representa para un niño una cancha de futbol.
Me la encontré como parte del contenido de una aplicación. Al principio la volví a ver por curiosidad y de a poco he ido avanzando en la trama.
Para mí sorpresa a medida de que he ido avanzando en la historia he vuelto a ser un poco niño, a vivir aquella fantasía que nos envolvía cuando salíamos a la calle a jugar futbol con nuestro amigos mientras soñábamos con algún día ser jugadores profesionales.
Algo similar vivimos la semana pasada en Monterrey. Y es que en el fondo no ha sido la calidad técnica de las grandes figuras sino la fantasía la que nos ha atraído hacia el Juego de Leyendas que se realizó el viernes el pasado en el Estadio de los Rayados.
Xaxi Hernández, Andrea Pirlo, Gianluigi Buffon, Javier Zanetti, Alessandro Del Piero, John Terry, Diego Forlán, Carles Puyol, Maxi Rodríguez, Julio César, Maxi Rodríguez, Youri Djorkaeftt, como estrellas internacionales.
Jorge Campos, Luis Hernández, Guille Franco, Miguel Layún, Paul Aguilar, Pável Pardo, Julio Luna, Oribe Peralta, Francisco “Kikín” Fonseca, en la alineación de las figuras nacionales.
Ese ha sido el elenco que nos trasladó a la tierra de las ilusiones en el espectáculo que formó parte del camino rumbo a la Copa del Mundo del 2026, que se celebrará de manera conjunta en México, Estados Unidos y Canadá.
Ahora, ya adultos, no soñamos con algún día ser jugadores profesionales, pero el mundo de fantasía al que nos trasladan estas leyendas de cuando en cuando hace olvidarnos por algún momento del mundo tan complejo al que nos enfrentamos cada día y nos devuelve a él renovados y con más fuerza.
Al final, acudimos al futbol no sólo para refugiamos en busca de la victoria, sino de esa tierra de fantasía que quizá no existe, pero que nos ayuda a salir adelante ante los desafíos del mundo real.