Algo inherente al toreo son sin duda alguna las cornadas, sin ellas el toreo no existiría. La sangre en el ruedo está íntimamente relacionada con el arte de lidiar a la muerte misma, pues el torero en su quehacer artístico se pone a milímetros de las astas de los fieros astados.
Para muchos aficionados y para los que no lo son, las cornadas alimentan en muchas ocasiones su morbo de presenciar el peligro que representa la “lucha artística” entre toros y toreros y que es esencia misma de la tradición cultural taurina venida de España y que pronto cumplirá 500 años de practicarse en nuestro país, es por ello que el tema de las cornadas a los toreros es siempre “rico y atractivo” en las conversaciones entre los que están a favor o en contra de la fiesta brava, pues la cornadas siguen ahí, listas para hacerse presentes cuando menos se les espera, convirtiéndose para algunos anti taurinos en algo que los llena de júbilo o beneplácito.
Dirán muchos que las cornadas en ruedos mexicanos han disminuido por lidiarse ahora toros chicos, menos fieros y con menor edad, pero la verdad es que el toro de lidia por su esencia bravo representa en el ruedo y frente al torero riesgo y peligro de muerte.
Han sido muchas las cornadas en la historia del toreo y varios personajes sus protagonistas, recordemos que grandes figuras han perdido la vida a causa de los pitones de un toro, como olvidar a Joselito “El Gallo” muerto por “Bailaor” de la ganadería de la “Viuda de Ortega”, a “Manolete” acaecido por las astas de “Islero” de Miura, a Alberto Balderas fallecido por “Cobijero” de San Diego de los Padres, a Francisco Rivera “Paquirri” que perdió la vida por “Avispado” de Sayalero y Bandrés o a José Cubero “Yiyo” caído enn el ruedo por “Burlero” de la ganadería de Marcos Nuñez.
La historia del toreo también nos recuerda las graves cornadas sufridas por toreros en la “Plaza de Toros México” citemos la de “Borrachón” de San Mateo a Manolo Martínez o la de “Bermejo” de Xajay a Antonio Lomelín” o la ocurrida en Aguascalientes cuando el toro “Navegante” de la ganadería de Santiago puso entre la vida y la muerte a José Tomás.
Las cornadas son sin duda el riesgo y el soporte de la grandeza de la Fiesta Brava; son el tributo que los toreros pagan en el ruedo.
En estos días, hemos presenciado dos percances en ruedos mexicanos uno en la
Plaza de toros “Ranchero Aguilar” de Tlaxcala donde el diestro José Alberto Ortega recibió una brutal cornada en el rostro ocasionándole una fractura del hueso temporal de la base del cráneo, que lo ha mantenido en estado grave de salud aunque afortunadamente el reporte médico mas reciente indica que el torero
continua recuperándose de manera satisfactoria.
La cornada más reciente en ruedos mexicanos ocurrió este pasado domingo en la
“Plaza Monumental México” cuando “Heroico” de la ganadería de “Villa Carmela” le pego un fuerte “cate” al torero hidrocálido Héctor Gutiérrez, lesionándole el muslo vasto medial derecho y afluente de la venas femoral superficial en su tercio medio. El reporte de los médicos señala la convalecencia satisfactoria del matador hidrocálido.
En conclusión y aunque muchos lo traten de minimizar por el tamaño, edad o trapío del toro, las cornadas siguen estando presentes en los ruedos y con ello el riesgo germanamente para los toreros que cada vez que se visten de luces y están en el ruedo frente aun toro, su vida está siempre en riesgo y en peligro constante.