La llegada de Martin Demichelis es anunciado como un hecho para tomar las riendas del equipo del Señor Barriga, a decir de los argentinos que referencian así al cuadro mexicano, a falta de una forma más digna de hacerlo.
No dicen “es el equipo que ‘le hizo juego’ al Liverpool en un Mundial de clubes”, una referencia que suelen hacer los fans rayados del cerebro robado, ya cuando traen tres cervezas entre pecho y espalda… a falta de una referencia más grande que como club se hubiese ganado en su historia.
Los argentinos, tampoco dicen que este equipo, como bien reconoció en su momento Matías Almeyda, le ha quitado el hambre y dado de comer a muchos futbolistas sudamericanos, muchísimos de ellos oriundos de la pampa.
Pues Demichelis es uno más.
Luego de fracasar en River, ningún otro equipo va a ser tan buena onda como para contratarte sin credenciales a la mano y con un fracaso a cuestas, salvo el equipo albiazul que revive muertos y por eso trae un fracasado para sustituir a otro.
Así son las cosas acá.
Sin haber ganado nada, les dan millones de dólares, no de pesos, ofreciéndoles contratos y toda la confianza para hacer y deshacer acá y de paso, manos libres para hacer negocios con la compra de madera importada del Cono Sur, tal se estila en este equipo y en muchos más de México.
Una de las ventajas que tienen los directivos para hacer y deshacer es que a los dueños del club no les importa, ni saben, ni les gusta, ni le entienden al fútbol. Su verdadero negocio es vender aguas negras, embriagar gente y abrir más y más tiendas de conveniencia para quebrar las tienditas de la esquina en las colonias. El fútbol no es su prioridad.
Si habla como argentino, juega golf y está presentable para pasearlo como la nueva conquista por los pasillos del club campestre, está bien.
Ya si sabe algo de fútbol, no importa tanto.
No sería la primera vez que se equivocaran. Tienen mucha experiencia en eso. Hubo uno que fue señalado como parte del Cártel del Gol y que los estafó con cientos de miles de dólares “de comisión” cuando trajo a un jugador y se fue riéndose de lo fácil que es sorprender incautos –en mi rancho les dicen de otra forma– en el fútbol regiomontano.
Podría suceder de nuevo…
Sí señor… una vez más y cuantas veces sea necesario.