El ciclismo de ruta profesional está relacionado con nombres de grandes atletas, que son capaces de exhibiciones de fuerza, velocidad y resistencia que podrían ser sobrehumanas para algunos espectadores. Hoy en día el ser mejor en un aspecto del ciclismo no es suficiente para dominar, es necesario tener cuando menos un as bajo la manga.
Si un corredor se pone de pie sobre el pódium o extiende sus brazos al cruzar la línea de meta está celebrando por una gloria compartida, no solo es de él o de ella, si no que la comparte con sus compañeros que van sobre bicicleta como también con muchos otros que no suben a las ruedas.
Este es un deporte en conjunto aún cuando los resultados son individuales, si bien en muchos casos es el nombre de unos pocos atletas o algunas naciones como Francia, Suiza y Alemania los que vienen a la mente cuando pensamos en ganadores.
Pero no son los únicos, hay otros que realmente ponen de su parte, lo arriesgan todo, esos que invierten en el desarrollo o colaboran con los equipos desde la nutrición, salud física y mental de los corredores, los entrenadores, coordinadores deportivos y también las marcas patrocinadores; todos estos involucrados también son ganadores y perdedores en cada competencia que vemos.
Aquí nos enfocaremos en los que están sobre ruedas, sus diferencias en capacidades y funciones dentro de una carrera de ruta, los equipos se conforman regularmente de seis a ocho corredores, la alineación se decide tomando en cuenta los talentos de cada uno, y evidentemente con un objetivo en mente, que puede ser ganar etapas de sprint o de montaña, estar presente en los movimientos importantes del pelotón y buscar una buena clasificación general, obtener la mayor cantidad de puntos de carrera (metas intermedias y sprints finales) o de la misma forma con puntos de montaña.
Comúnmente se busca tener un líder de equipo, es decir un jefe de filas, lo que entenderíamos como un capitán, es un ciclista sumamente talentoso, y con un objetivo muy claro, no en todos los casos es igual pero lo más regular es que sean o sprinters o corredores de clasificación general.
Los ciclistas de clasificación general reciben ese nombre no porque sean uno más del montón como podría interpretarse el nombre, si no porque ellos buscan que al final de la competencia de varios días, sus nombres aparezcan lo más arriba posible, en las listas de clasificación general por tiempo; esto lo logran permaneciendo cerca de la punta de carrera por varios días, procurando terminar todas las etapas en el tiempo total menor que puedan lograr.
Para esto en ocasiones es necesario tener buenos resultados en contrarreloj individual, cuando aplique, saber involucrarse en las fugas correctas y tratar de ganar etapas marcando una diferencia de tiempo contra sus rivales.
Ya no basta solamente con ser un especialista de contrarreloj, con ser certero con las fugas en las que se involucran o con ser un demonio en las escaladas y los finales en alto; para ser un gran líder de clasificación general, es necesaria esa cualidad súper humana que combina estos diferentes talentos, incluso hay algunos que tienen velocidades increíbles en un sprint aún cuando su construcción fisiológica no es la típica de un sprínter.
Los que, si están hechos para los finales en plano, son también considerados los líderes en algunos equipos que tienen en la mira otro tipo de objetivos, hablamos de ciclistas un poco más corpulentos y musculosos a comparación de su contraparte compacta y delgada de los escaladores; los sprinters tienen cuerpos fuertes de los pies al cuello, ya que cuando quieres ir rápido sobre la bici no basta solo con usar las piernas.
Los músculos de un sprínter le permiten ser explosivo con sus esfuerzos y también le ayudan a llevar las bicicletas hasta velocidades mayores a los 70 kilómetros por hora aunque sea solo por unos minutos, ellos logran girar sus piernas hasta más de 180 veces por minuto, alcanzando en ocasiones más de 2 mil watts de potencia. Son números increíbles, y claro que no podemos compararlo con un esfuerzo de larga duración en una escalada por las carreteras de los Alpes, ya que son esfuerzos muy diferentes, de duraciones distintas y que le piden al cuerpo facultades diferentes.
Si bien los nombres de los más rápidos siempre salen a la luz, en más de una ocasión la velocidad máxima no es el factor determinante para ganar un sprint, ya que hace falta una consciencia plena de lo que les rodea, una gran capacidad de estrategia, fortaleza mental y por supuesto tener las fuerzas en los últimos metros después de haber superado terrenos despiadados y carreteras con desniveles fuera de serie.
Para poder llevarse la gloria sobre la bici, ya sea en carreras de un día, en la etapa de un serial, o dominar la clasificación general de una gran vuelta, como el Tour de Francia, no solo se vale de las capacidades de un ciclista, las piernas de uno siempre tendrán límites, pero pareciera ser que cuando se rueda en grupo, y aún más especial en equipo, esos dichosos límites se van haciendo cada vez más imperceptibles, es ahí dónde descubrimos la clave de la gloria de muchos, sus gregarios.