En el cerebro de Lionel Messi ya no está el dinero. Por lo menos eso suponemos quienes intuimos que ha ganado tanto desde sus inicios en el futbol profesional, que ni sus herederos de varias generaciones lo podrán acabar. Y menos con la vida privada de mucho orden que lleva día a día. Porque la esposa también le ha sabido cuidar su fortuna, invirtiendo con mucho talento en donde puede ser financieramente redituable y de servicio a la comunidad en su tierra natal. En fin, la plata no está en juego en este aterrizaje de su carrera en las canchas.
Pero nadie puede negar que a cualquiera le agrada un dulce en el cierre de sus récords que aplaude a rabiar el mundo del futbol. Por eso imaginamos al famoso argentino en estas fechas descifrando la posibilidad de retirarse dentro de unos años con su amado Barcelona o aceptar la ofertota de los petroleros de Arabia Saudita para firmar un contrato por 400 millones de euros por temporada jugando para el equipo Al Hilal. Messi sabe que la cifra no la ve ni en sueños ninguno de sus competidores hoy día. Ni Cristiano Ronaldo que en Qatar se quedó corto al sucumbir a la tentación de 200 millones de euros anuales. Entonces la duda ronda la cabeza del actual campeón del mundo, porque es un hecho que el PSG está quedando atrás y los catalanes no pasan por su mejor época en la captación de recursos como para atraparlo de nuevo.
Sin embargo, hay algo más que seguramente está haciendo pensar a Messi en este final del torneo en París. Y ese algo es de enorme significado en su vida deportiva, cuando la política ronda los linderos de una iniciativa internacional de la que él podría ser parte si se encandila con los 400 millones por temporada. La razón pesa, quiérase o no, pues se trata de analizar muy bien de qué forma Arabia Saudita podría utilizar muy bien la imagen de Messi en su lucha por ganar la sede del Mundial de la FIFA en el 2030, aspiración que también trae en promoción a la Federación Argentina que deseo volver a realizar otra Copa del Mundo. No, no sería ninguna traición de Lionel a su patria, porque finalmente él es un profesional del deporte que tiene derecho a considerar la mejor paga. No es por ahí. Pero sí lo es por el lado sentimental al sentirse parte de un entramado en el que su figura está de por medio con fines propagandísticos contra su mayor interés nacionalista: Argentina.
Hace poco, los abucheos recibidos en el estadio por el más grande futbolisya de todos los tiempos (según muchos conocedores del medio) fueron atronadores, en señal de despedida y de la pobre aceptación que tiene en el poderoso club francés. Y con todo y ser un profesional, la sacudida en las entrañas de su ser trae a Messi confundido. Los abucheos hunden. El rechazo multitudinario es una lápida en el ánimo de quien sea, por multimillonario que se considere. El dinero no lo cura todo. Ni la fama y el reconocimiento universal por lo que ha hecho en los escenarios de Europa. Así es que no queda más que mirar hacia otro lado, especialmente cuando los directivos del club también así lo desean.
Es obvio que, además de lo que valen monetariamente los 400 millones de euros por año, hay otro incentivo clavado en el cerebro de Messi: ser el primero y quizá el único por largo tiempo en todas las ramas del deporte en ser premiado de esta forma por su brillante paso en el futbol soccer profesional. Pero el retiro ideal para él y su familia, indudablemente, se lo daría Barcelona, ciudad que lo vio nacer con los bualgrana y le ha brindado toda clase de apapachos. Ahí están unas condiciones que valen más que mucho dinero sobre la mesa de negociación. Sí, pero el club catalán no forma parte de una liga “exótica” ni su presidente actual se muere por regresar a Messi, así como así. No son uña y carne. Se respetan, nada más.
Así es que por ahora debemos estar pendientes de la noticia que se viene extra cancha: ¿Alguien en su sano juicio dejaría de ganar 400 millones de euros por año, haciendo un extrañamiento rotundo a la oferta de los magnates de Arabia Saudita? Así es que si se los medios internacionales escriben y gritan a los cuatro vientos el NO de Messi a los árabes, tendremos otra vía de análisis en busca de las razones a ese increíble NO que otros mortales no se explican si solamente ven el mucho dinero.