Los Tigres de la UANL lo volvieron a hacer.
Llegan a una nueva Final del fútbol mexicano, algo que se ha venido convirtiendo en una costumbre, bendita costumbre para los seguidores de esta escuadra.
La noche del domingo en el Universitario fue de fiesta. La raza como que presentía que algo podría suceder, pero nada malo.
Si hubiera jugado el Chino Huerta la “estrella” de ese equipo donde la calidad no es un recurso abundante. Otra cosa pudo ser. Fue un fantasma el jugador de la melena alborotada y Aquino se volvió a orinar en las macetas del Re-hecho en CU.
Los pobres pumas y el pobre argentino que cobra como entrenador no pudieron presentar sobre la grama algún argumento que pudiese considerarse sólido para siquiera dar pelea; mucha lucha, empujones, golpes, patadas, pisotones, otra vez como en la ida, pero de fútbol, lo que se dice fútbol, nadita de nada.
Molina, un aguerrido sonorense que jugó acá en Tigres, Rayados, América y Chivas, pudo ayudarles, de no haber chocado rodillas con Córdova y salir en camilla. Una pena, pero el resto de su mediocampo poco y nada. El Toto Salvio ha vivido del cuento, estafando a la directiva unamita los últimos años y su entrenador, el mismo acusado en esta ciudad de cobrarles a los jugadores por alinearlos, lo mima porque no aporta nada. Lo mejor que tiene es su defensa que lidera Aldrete y los sudamericanos que son bravos para pegar y salir elegantemente “de punta pa’rriba” y paremos de contar.
Los Tigres, pese a no contar con Gignac, salieron a despachar el duelo con la solvencia que los caracteriza y solo sintieron un poco de presión cuando cayó el gol visitante en un parpadeo.
La defensa, y el mediocampo trabajaron el partido y el trámite del mismo con la seguridad que te da el saber tratar el balón, el saber tocar y moverte para hacer correr al de enfrente.
Los de blanco nunca supieron por donde les aparecían los chaparritos Vigón, Córdova, Láinez y Gorri; cuando lograban pasarlos, se topaban con Rafa Carioca y más atrás con Pizarro y la muralla brasileña, Samir: Aquino y Angulo secaron a los que quisieron pasar por las carriles laterales.
Nahuel hizo la atajada de la noche con un penal al que Huerta no pudo darle la potencia y colocación adecuada por el temblor de sus piernas. Ahora no se lo repitieron con ante Honduras y tuvo que irse de incógnito.
Mención aparte merece Ibáñez, quien recibió candela sabrosa por parte de los centrales, algo que el silbante permitió, igual que en el duelo de ida. Pero en general, este Tigres fue mucho equipo para este rival al que ya está pensando en adoptarlo como su hijo putativo.
La idea de los dueños del balón, era que Pumas llegara a la Final contra América, porque a Tigres no lo quieren, es muy complicado para cualquiera y con Pumas probablemente podrían negociar la compra de la Copa como han hecho otras veces los americanistas.
Si alguien lo duda, recordemos aquella Liguilla donde porteros como Corona, uno que le dicen El Trapo, y el Pollo Saldívar, éste último de estos Pumas, regalaron rebotes y balones a los pies americanistas y se dejaron anotar descaradamente.
Sí, señores, que le van a las Águilas, se las voy a recordar toda la vida.
Pero no fueron los Pumas, sino los Tigres y lo van a tener que enfrentar con todo y su equipo de futbolistas y colegiados con silbato, banderas y los del VAR.
Deveras, usen todos sus recursos, porque podrían necesitarlos.